Capitulo XIX "Sirvienta prestada"

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—Marqués Leslie ¿a usted lo que más le preocupa es el pago de su casa, no?

—Sí, supongo que es la prioridad

—Pero gasta mucho en servidumbre ¿no?

—Sí

—Despidalos

—P-Pero Norman la casa es muy grande, no podríamos encargarnos nosotros solos

—No lo harán, yo les daré servidumbre

—¿Queeeeee? -exclamaron todos-

El albino sonreía orgulloso, estaba seguro que aquella frase era la solución a los problemas del marqués, sin embargo el pobre y aturdido pecoso no entendía exactamente a que se refería Norman

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El albino sonreía orgulloso, estaba seguro que aquella frase era la solución a los problemas del marqués, sin embargo el pobre y aturdido pecoso no entendía exactamente a que se refería Norman.

—Norman, hijo, despedir a la servidumbre me parece que...

—¿Tiene una mejor idea? -interrumpió a Isabella, ella calló-

—Norman no entiendo ¿como que les darás servidumbre?

—Es fácil Emma querida, una vez que despidan a su gente yo les enviaré mis trabajadores y naturalmente, yo los pagaré...

Los ojos de todos se abrieron con sorpresa mientras el ojiazul seguía orgulloso de sus palabras, el pecoso bajó la cabeza con pesar.

—Gracias Duque pero yo no puedo permitirlo

Un ¿eehhh? de parte de todos resonó en la habitación, de mas estaba decir que los Gracefield y su problema económico eran el centro de atención.

—Pero tío Leslie

—No Emma -apretó los puños- no puedo permitir que tu esposo gaste tanto dinero así, yo, yo...

Pronto Leslie sintió una mano en su hombro, al mirar al dueño de esta pudo ver la sonrisa cálida del duque Minerva.

—Tranquilo, si no se sienta bien aceptando mi regalo entonces que le parece esto, le prestare el dinero hasta que pueda devolvermelo, son negocios -sonrió-

Leslie lo miró intranquilo, luego intercambio unas miradas con Isabella y Ray, posiblemente esperando algún tipo de aprobación, su mujer se veía decaída, pero un rastro de esperanza también era visible en sus ojos púrpura mientras que Ray solo observaba todo muy serio, posiblemente queriendo entender mejor todo aquello, un leve apretón le hizo devolver la vista al esposo de Emma, Norman sonreía de manera tan sincera que el corazón del marques se derritió.

Le dio la mano al albino.

—Es un trato

—¡YEEEIIIIIHHHHHH! -gritó Emma mientras saltaba y Diana la regañaba-

La pelinaranja no pudo evitar abrazar a Norman muy alegre, este se sorprendió pero correspondió muy feliz, mientras tanto Isabella suspiraba más tranquila mientras Sarah, quien se había mantenido al margen de la situación pensaba que su hija se había casado con un inútil.

The Marchioness of the BroomsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora