Sensual Sunday Afternoon

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- Dame un beso - tus palabras se arrastraron cuando tus pies tocaron el umbral de su puerta.

Sebastian presionó un beso en tu mejilla, haciendo lo que le dijiste, mientras abría la puerta de su apartamento. El hombre estaba tan frustrado contigo en este momento, por el hecho de que estabas increíblemente borracha cuando conociste a sus amigos por primera vez, y tambien porque les dijiste que él era tu profesor .

Sin embargo, tenía que entender tus nervios, la fiesta fue más grande de lo que esperabas, además de que conociste a la perra de su ex novia. Estabas obligada a estar nerviosa. El alcohol fue lo único que te dio más confianza, desafortunadamente bebiste demasiado.

- Alguien esta lista para ir a la cama - murmuró hacia ti.

- ¡No lo estoy! - Protestaste, bloqueándole la entrada.

Él te miró fijamente, dándote una mirada posesiva, odiaba cuando eras malcriada.

- Muévete - no estaba de humor para eso.

- No.

- Dije que te muevas T/N, ve a prepararte para ir a la cama - el tono de su voz era serio, te apartaste de su camino y te dirigiste a la habitación. Cerró, tirando las llaves en un pequeño plato de porcelana al lado de la puerta. Siguiéndote a su dormitorio, te ayudó a desvestirte, mientras te esforzabas por desabrochar la cremallera de la parte de atrás. La lluvia comenzó a golpear la ventana mientras las nubes de las 5 am llenaban el cielo. Era bastante tranquilo, pero estabas demasiado borracha para apreciarlo.

Sebastián agarró un suéter esta vez, no eligió la camiseta oversized, se dio cuenta de que tenías frío cuando la brisa otoñal inundó las ventanas de su apartamento. Pasándolo por encima de tu cabeza, te dio un beso en la boca mientras tu rostro se revelaba. Sonreíste, sabiendo que no estaba enojado contigo.

Después de cepillarte los dientes, te fuiste a acostar mientras Sebastián se desvestía. Solo usaba su ropa interior, sintiéndose bastante abrigado en comparación contigo. Arrastrándose a tu lado, apago la luz y te acurrucó. Su calor irradiaba a través del edredón, su temperatura subió en un instante, sintiéndote cómoda y cálida en sus brazos.

- Tu ex no es una mujer muy agradable - murmuraste mientras cerrabas tus ojos somnolientos.

- Lamento que tuvieras que conocerla, no me di cuenta de que estaría allí esta noche - dijo apretándote más fuerte - lo que sea que te haya dicho, ignóralo.

- Te amo más que a nada - murmuraste.

- Te amo más de lo que las palabras pueden decir - respondió.

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No pusieron la alarma, se fueron a la cama a las 5 am, durmiendo hasta la hora que sea. El sonido de la ajetreada ciudad de Nueva York fue lo que te despertó. Pitidos de taxis y el tráfico. Cuando abriste los ojos, te sentiste extraña, como si te faltara algo. Estirando una mano a tu lado, la cama estaba vacía.

Te sentaste en un instante, confundida de donde estaria tu novio. Se te cayó la cara cuando viste la cama vacía, era tu cosa favorita para despertarte por la mañana, su presencia. Te encantaba cómo te envolvía en sus brazos y holgazaneaba contigo hasta Dios sabe qué hora.

Mirando a tu alrededor, notaste que había una nota en su almohada, escrita en cursiva. Sonreíste al ver su letra.

"He ido a buscar algo de brunch para nosotros, siéntete como en casa cariño. Debería volver en una hora".

- Seb<3

Tu rostro se iluminó al leer sus palabras en el papel, 'siéntete como en casa', como si vivieras con él. Oh, cómo desearías poder hacerlo, aunque habría mucho más por lo que estresarse que solo andar a escondidas. Tus padres preguntarian por qué ya no estaban pagando el dormitorio, Suzy tendia que mantenerlo en secreto de los demás, tendrias que viajar desde y hacia la universidad con Sebastian. Eso. Seria. Mucho. Estrés.

Te levantaste del cómodo colchón y te pusiste de pie sintiendo un golpeteo en la cabeza, olvidando cuánto bebiste anoche. La cura para la resaca, una buena ducha caliente. Necesitabas lavarte el cabello de todos modos, sintiéndote sucia por la cantidad de gel para el cabello que aún tenias de la noche anterior, estaba crujiente.

Dejaste que el agua se calentara mientras paseabas por el apartamento agarrando tus cosas para llevarlas contigo. Sebastian te hizo un cajón en su habitación para cuando te quedaras a dormir. Estaba lleno de todo tipo de elementos esenciales, desde tampones hasta una muda de ropa y tus dulces favoritos.

Sacaste tu champú y acondicionador, ropa interior, cepillo para el cabello y artículos para el cuidado de la piel. Luego sacas tu atuendo para el día de tu bolso junto a la puerta principal. Llevándolo al baño, lo colocaste encima de una toalla, soltándote el cabello de la apretada cola de caballo y luego metiéndote en la ducha humeante. Sabiendo que estabas sola en casa, comenzaste a cantar tus canciones favoritas. Básicamente dando un concierto a los 50 vecinos de Sebastian. Usaste el cabezal de la ducha como un micrófono y dejaste que el agua lavara la espuma de tu piel.

No pasó mucho tiempo hasta que Sebastian regresó, escuchó tu canto desde el final del pasillo, riendo para sí mismo. Cuando entró en el apartamento, puso las bolsas en la encimera de la cocina y se dirigió directamente al baño. Estando callado mientras lo hacía.

No tenías ni idea de que te estaba escuchando, tenía asientos de primera fila en tu concierto tributo a Hannah Montana, escuchándolo detrás de un vidrio empañado. Los oídos del pobre hombre tuvieron que sufrir con el sonido ensordecedor de tu voz.

Se desvistió lentamente, asegurándose de no llamar tu atención con el sonido de su cinturón. Estabas completamente despistada.

Completamente despistada hasta que se deslizó en la ducha detrás de ti, lo que provocó que le arrojaras la botella de champú al pecho. Se rió incontrolablemente de tu vergüenza, sabiendo que no esperabas que llegara a casa tan rápido. Tu pequeño mundo, expuesto de pura idiotez.

- ¡Sebastián! - te lamentaste.

Yes Sir | PROFESSOR STANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora