amor a primera vista

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Un mito, una leyenda, algo que solo a los afortunados les pasaba, algo que solo algunas personas podían decir que les había sucedido en carne propia. 

Sí; el amor a primera vista. 

Era el primer día de clases para Diego, quince años y estaba por entrar a la preparatoria. No se sentía para nada nervioso, sin embargo, era un momento que consideraba importante, tenia que dejar el pasado atras para asi poder seguir de manera tranquila con su vida. 

Luego de levantarse con cierta pesadez de la cama, se dirigió al baño para tomar una ducha, después de asearse se vistió de manera formal, como el acostumbraba a vestir siempre, jeans de mezclilla, junto a una camiseta polo y uno de sus tantos relojes de lujo. 

Peino sus rizos con agua y un poco de cera, cuando noto en el espejo el resultado que buscaba finalizo su actividad, guardo todas sus pertenencias en su mochila y con tranquilidad espero en la sala a su madre, quien se encargaría de dejar a su "retoño" en la escuela. 

El camino al lugar fue ameno, su madre le comento un par de cosas y le brindo consejos, Diego a pesar de que odiaba las charlas que incluían consejos y demás, escucho de manera atenta a su progenitora. 

—Y no te olvides de traernos buenas notas, Diego. —su madre conecto la mirada con la del ojiverde. 

 —Claro, ma. —respondió fingiendo una sonrisa, sus padres solo estaban felices por sus notas, ya que asi podian presumirles a sus amigos el inteligente hijo que habían tenido.  

No era Diego, era "mi inteligente hijo". 

Odiaba eso.

Lamentablemente lo ultimo que quería ser era una decepción, es por eso que siempre se esforzaba por llegar con un "10" en cada prueba y examen. El castaño era felicitado con cosas materiales, pero nunca recibía un abrazo, nunca recibía un "estamos orgullosos de ti", mucho menos un "te queremos, hijo". 

Tal vez recibiría un "te quiero" de su madre, pero de su padre jamás. 

Solo era una sonrisa y un "muy bien, te felicitaremos con una consola nueva". 

Su madre regreso la vista al frente, mientras que Diego se coloco los audífonos y dirigió la mirada a la ventana, perdiéndose en el paisaje. Cuando recordó, su madre le llamaba múltiples veces, Diego noto que ya se encontraban en el estacionamiento del instituto. 

—¡Diego! Se te hara tarde, bajate ya. —decía su madre con suma frustración. El castaño retiro sus audifonos, tomo su mochila que se encontraba a un lado suyo, para luego y sin despedirse bajarse del auto. Su madre arranco en cuanto Diego estuvo fuera. 

Su vista se dirigió hacia el frente, estudiantes llegaban a la escuela en montones, con una mueca insegura, les siguió el paso hasta llegar a la gran escuela, se adentro al lugar observando a su alrededor, era una escuela gigante con estudiantes por aquí y por allá. Diego se percato de que había un mapa de la escuela, diseñado para encontrar cualquier lugar sin perderse. 

Se encamino a la dirección, ahí le tendrían que brindar el horario y respectivas aulas. Aun observaba curioso todo a su paso. 

Al llegar a la dirección entro de manera tranquila, siendo recibido por el personal de la escuela. 

—Buenos días. —saludo el castaño captando la atención de los empleados. 

 —Buenos días, ¿eres nuevo? —pregunto una secretaria. Diego asintió. 

—Muy bien, acércate por favor. —Diego acato la orden y se dirigió al escritorio de la chica. 

—¿Cual es tu nombre? —pregunto mirando la computadora que tenia enfrente, lista para escribir los datos. 

—Diego Lainez Leyva. —la secretaria tecleo escribiendo el nombre del chico, buscándole en los registros. 

—¡Listo! —anuncio cuando encontró el registro con el nombre de Diego. Luego una hoja comenzó a salir de la impresora, cuando el papel estaba listo la chica se lo entrego de manera amable. 

 —Aquí tienes Diego, este es tu horario y las aulas a las que tendrás que ir. —dirigió su vista al papel. 

—Muchas gracias. —agradeció con una sonrisa. 

—No hay de que, estoy para servirte. —la chica se despidió, el castaño salio del lugar, revisando la hora. Su primera clase empezaba en un par de minutos, por lo que estaba dispuesto a dirigirse al aula que el papel le indicaba. 

Fue interrumpido por los altavoces que se encontraban en los pasillos. 

—Buen dia estudiantes, les habla el director de esta institución, muy feliz de saludarles a todos nuevamente, pero más feliz por recibir a los recién ingresados, les invito a pasar al gimnasio donde tendremos una ceremonia de bienvenida. Por su atencion, gracias. —la voz anuncio de manera inesperada para el castaño. 

Nuevamente tuvo que ir a donde el mapa de la escuela se encontraba. 

Cuando ubico el lugar se dirigió sin prisa, pues no estaba muy lejos de donde el estaba. 

Esperaba al menos ver un rostro reconocido, pero no sucedió. Varios de sus compañeros anteriores le habían dicho que asistirían a la misma escuela que el, pero parecía tratarse de una mentira. 

El gimnasio ya estaba casi lleno cuando el apareció, por lo que tuvo que buscar por un par de minutos un lugar desocupado en las gradas. Afortunadamente lo encontró, luego de permanecer sentado por mas de diez minutos, música escolar comenzó a sonar en el lugar, Diego expectante miraba al centro de la cancha. 

El director fue quien primero hizo aparición, todos los alumnos aplaudieron, Diego sin muchas ganas, imito la acción de todos un poco confundido. 

 —Bienvenidos. —hablo el director cuando los aplausos finalizaron. 

—Un nuevo año escolar comienza y para muchos otros también una nueva experiencia, es por eso que desde hoy les doy una cálida bienvenida a los de recién ingreso. Este instituto lo forman ustedes. Gracias por pertenecer. —hablaba de manera simpática. Diego solo escuchaba. 

Dé repente el golpe fuerte de las puertas siendo abiertas con brusquedad, les saco de contexto a los estudiantes, dirigiendo su vista al lugar de donde provino el ruido. 

Veintidós estudiantes portando uniformes de fútbol, fueron los encargados de llegar al gimnasio. Eran chicos bastante atractivos y bien formados, pero uno en particular llamo la atención de Diego, ademas de que jamás imagino que la escuela tuviera un equipo de fútbol. 

—¡¿Interrumpimos algo?! —gritó el chico que llamo desde el primer instante su atención, era  medianamente alto, de ojos cafes asimilados a la miel, cabello negro y corte impecable, su voz era mágica y lo más destacable; una personalidad amable a lo que creía Diego, el director sonrió al ver de quien se trataba.  

Los estudiantes no tardaron en inundar el gimnasio con bullicio, estruendos cargados de emoción. El castaño no sabia como reaccionar. Su mirada solo estaba enfocada en el chico que realizo la pregunta a los estudiantes. 

Era como un sueño, por lo lindo que era. 

Destacaba de manera perfecta, irradiaba un vibra tan linda, brindaba confianza el solo verle. Y es que Diego descifró tales cosas en cuestión de segundos, aquello era de no creerse. 

Lo que sintió por aquel chico, era nada mas y nada menos que amor a primera vista.  

¡sorpresa! 

creo que nadie esperaba una nueva historia, aun así creo que es buen momento para publicarla debido a que rendido ya esta en la recta final.

les quiero mucho, gracias por todo. <33 

desde las gradas • kevin x diegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora