desde las gradas

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El recinto donde se llevaría a cabo la ceremonia de graduación era el auditorio principal de la institución, el lugar había sido perfectamente decorado para la ocasión; el color azul cielo era el que más resaltaba ya que hacía alusión al uniforme de los tuzos.

El lugar se encargó de recibir a cada familia de los estudiantes de la institución, cuando fue su turno los Álvarez se dirigieron con paso firme hasta los asientos reservados justamente para para ellos, en las filas principales.

En el asiento del próximo graduado se encontraba una toga y un birrete de color azul marino, listos para ser portados por el pelinegro. Su madre con emoción tomo las prendas entre sus manos y decidida le tendió la toga a su hijo colocándosela y por último acomodo el birrete sobre el cabello ondulado.

Sus hermanos tomaron la primera foto del día, en esta se podía ver a Kevin y a su madre abrazándose con felicidad y cariño.

Cuando el lugar comenzó a recibir a los restantes y pasadas las diez de la mañana, la entrega de papeles inició. Kevin sintió sus manos comenzar a sudar, estaba a punto de ser su turno. Una intensa mirada detrás suyo logro distraerlo por algunos segundos, cuando giro su rostro descubrió que provenía de Diego.

Ahí estaba justo para y por él.

El castaño le lanzo un beso desde su lugar acto que hizo sonreír al pelinegro, además de que un ligero sonrojo de color carmín se hizo resaltar en sus mejillas. Ante su inminente llamado, devolvió su mirada al frente, pero Felipe estaba al tanto de lo que realizaba su hermano por lo que decidió hablar.

—Pensé que tenías malos gustos.

Kevin entrecerró los ojos fingiendo sentirse ofendido ante el comentario. —Pues ahora ya sabes que no los tengo.

—Supongo que ese es tu novio Diego... ¿No?

—Supones bien. —la conversación se dio por finalizada, pues el siguiente en ser llamado sería el pelinegro.

—Kevin Nahin Álvarez Campos. —su nombre se hizo sonar por todo el lugar, los aplausos y gritos de felicidad por parte de su madre y hermanos destacaban el orgullo que sentían por el pelinegro. Aunque Diego no hacia alboroto, las lágrimas que recorrían su rostro eran un acto que decía más de mil palabras.

Felicidad, sentimiento, amor.

Álvarez camino hasta el escenario y al estar ahí extendió su mano a las personas más destacables de la institución. Al final de la larga mesa estaba el director, quien sonriente, le entregó una carpeta color negro detallada con su nombre la cual incluía todos sus documentos.

—¿Listo para Coapa? —pregunto el director.

—Mas que listo. —respondió triunfante.

—Felicidades Kevin. —el pelinegro asintió y en un suave giro conecto su mirada con la del castaño. Observo como el castaño le aplaudía con la mirada acuosa y una sonrisa brillante. Nahin le miro risueño y sin más, se dirigió hasta su familia.

Tan pronto como estuvo ahí, todos se encargaron de recibirlo en un cálido abrazo.

Y aunque la felicidad estaba más que presente, lo único que estaba presente en su mente era en Diego.

En cuanto la entrega de documentos se dio por finalizada, el director de la institución no tardo en llamar al responsable del discurso, ese era el capitán del equipo de fútbol; Kevin Álvarez.

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