todo lo que esperaba nunca encontrar

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Luces, música extremadamente fuerte, adolescentes por todos lados bailando y disfrutando.

Diego y Marcel eran parte de ello.

Hacía más de una hora que llegaron al lugar y desde que entraron fueron recibidos de una muy cálida manera. Unas chicas les ofrecieron vasos rellenos con un líquido azul que tenía olor a mora azul, los amigos sin dudarlo aceptaron la bebida y la tomaron a la par.

A pesar de que los jugadores todavía no estaban ahí, la mayoría de la gente ya se encontraba celebrando.

Ese fue el inicio de lo que sería una gran noche.

Ahora llevaban más de cinco vasos de aquella bebida de un sabor que les resulto bastante rico. Sonaban canciones que eran del agrado de todos, incitándoles a bailar hasta olvidarse de su existencia.

—Vamos a bailar. —Diego fue el de la iniciativa.

—Vamos. —respondió Marcel con una enorme sonrisa.

Se mezclaron entre las personas que yacían en la pista, comenzando a moverse y dar saltos llenos de emoción.

Con rapidez lograron adaptarse al ambiente, sintiéndose libres, vibrando en una sintonía agradable, nada importaba.

De un momento para otro la música se apagó, para que la voz del dj sonara en el lugar. Diego y Marcel se dirigieron una mirada confundida.

—Démosles la bienvenida a los ganadores, claro que hablo de los tuzos. —justo todos los jugadores entraron al lugar con una sonrisa.

Los aplausos y gritos no se hicieron esperar. Diego sonrió de inmediato cuando Kevin saludaba a todos emocionado.

—Con la llegada de los campeones podemos darle inicio a la fiesta. —dijo el dj.

—Ahora sí, ¡Que comience la fiesta! —gritaron todos los tuzos. La música volvió a sonar. Todos los adolescentes volvían a saltar y bailar.

De un rato a otro, los tuzos llegaron a la pista para bailar con todos. Santiago era quien estaba bastante cerca de Diego y Marcel.

—¡Que gusto verlos! —saludo Santiago, cuando estuvo al lado del par de amigos. Diego asintió con una sonrisa.

—Hola, Santi. —saludo Marcel y para sorpresa de Diego su amigo no fue para nada tímido.

—Hola, Marce. —correspondió con una sonrisa. Marcel casi se desmaya al ver la bonita sonrisa de Santiago.

—¿Quieres bailar? —todo era obra de los tragos, te ayudan o te empeoran esta vez a Marcel le paso la primera cosa.

¡Qué suerte!

—Claro que sí. —Santiago extendió su mano, Marcel sin dudarlo la tomo.

—Yo iré por otro trago. —dijo Diego, alejándose de sus amigos. La verdad era que le daba bastante gusto saber que a Marcel le fuera bien con Santiago.

Realmente creía que hacían una linda pareja.

Pero ¿y él?

No era envidia, ni mucho menos, pero Diego se sentía decepcionado de sí mismo porque nunca había tenido un acercamiento con Kevin.

Solo una vez hicieron contacto visual y con eso basto para que Diego sintiera mariposas en el estómago.

Se rehusaba a la idea de que la única manera de tenerlo era solo admirarlo desde las gradas. Era tonto al pensar eso, pero quizá es la realidad. Desea tanto dejar de ser un cobarde y lanzarse, tal como lo dijo Marcel horas atrás. "Vida solo hay una".

Llego hasta la barra donde pidió otra bebida azul, cuando se la entregaron la bebió de manera rápida y sin degustar muy bien.

Tres chicos llegaron hasta el, todos le saludaron con el rostro, pero siendo muy amables.

Diego sabía que ellos eran tuzos, recordaba solo a uno del álbum.

Edson Álvarez.

—Hola. Eres nuevo, ¿verdad? —fue el primero en hablar. Diego asintió.

—Disculpa, déjanos presentarnos. —Edson soltó una pequeña risa mirando a sus amigos.

—Yo soy Edson. —claro que sabia el nombre del centrocampista, pero le resultaba agradable que se estuvieran tomando la molestia de hablar con él.

—Yo soy Cesar. —era el más alto de todos, carismático y de personalidad agradable.

—Yo soy Jorge. —él era el más pequeño de los tres, con rizos bastante marcados, no tardó mucho en mirar alegremente al castaño.

—Mucho gusto a los tres, mi nombre es Diego. —el castaño les mostro su mano estrechándola con todos.

—Ya. Entonces Diego, ¿Quieres pasar un momento genial? —pregunto Cesar animado y un tanto ansioso. Era una propuesta interesante, sin embargo, Diego no sabía que podía esperar.

—No veo porque no. —lo dudo por unos treinta segundos, pero luego acepto sin más.

—Acompáñanos entonces. —Jorge lo tomo del brazo, los otros dos le siguieron mientras el ruloso lo llevaba de nuevo a la pista.

En el centro estaban la mayoría de los jugadores, también estaba Kevin ahí.

—¡Diego es el elegido! —grito Edson a todos, pronto se convirtió en el centro de atención.

"El elegido" era como se le llamaba a alguien nuevo que los tuzos se encargaban de elegir para darlo a conocer en las fiestas de bienvenida, "la ceremonia" consistía en lanzarlo al aire y celebrar la victoria junto con los futbolistas.

Pronto todos le rodearon, hasta que hubo suficiente gente los jugadores lo cargaron entre todos y felices lo lanzaron al aire.

Diego esta atónito, no puede describir lo dichoso que se siente al ser el elegido.

Una, dos, tres lanzadas fueron las que le dieron.

Cuando estuvo de nuevo en el piso todos le aplaudieron, Diego sonrió energético. Marcel miraba a una distancia considerable lo que pasaba con su amigo pues él estaba bastante ocupado perdiéndose una y otra vez en el dulce sabor de los labios de Santiago.

El castaño miraba a todo el mundo a su alrededor, los estudiantes le dedicaban sonrisas y el las correspondía.

De repente freno cuando su mirada se cruzó con la de Kevin, sus latidos se volvieron frenéticos, sus manos temblaron y su respiración se entrecorto.

El verde esmeralda dejándose llevar por el hermoso café.

Estaba a unos cuantos pasos de él, lo más cerca que ha estado nunca.

El pelinegro lucia simplemente perfecto, parecía que el tiempo se detuvo y solo existían ellos, no se conocen, no se hablan, pero Kevin era todo lo que Diego esperaba nunca encontrar.

Era como un sueño, uno del que no quería despertar.

Porque entre más lo mira, más le gusta.

Un efecto que solamente Kevin Álvarez había hecho en su vida.

Pasaron casi cinco minutos perdidos en la mirada contraria, el contacto visual se dio por finalizado todo porque a Kevin le hablaron y tuvo que irse a otro lado.

Diego se quedó varado entre las personas que bailaban con una sonrisa tonta y desbordando amor. Cuando recordó que estaba en una fiesta se dejó llevar y comenzó a integrarse, disfrutando completamente aquellos momentos que luego se convertirían en recuerdos.  

desde las gradas • kevin x diegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora