lo bonito que ha sido pasar el tiempo con él

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Luego de tres maravillosas semanas llenas de charlas largas, comentarios graciosos, desayunos compartidos, horas libres juntos, partidos disfrutados y llamadas nocturnas. La relación entre Kevin y Diego se había convertido en algo que trascendía en algo más allá de lo especial.

La realidad era que ambos estaban completamente maravillados al percibir la hermosa conexión que existía entre ambos, juraban que las mariposas en el estómago existían ya que esa emoción se desarrollaba en ambos cuerpos al tenerse cerca.

No era una mentira para nadie que después de que el defensa le obsequiara su jersey al castaño ambos no tardaron en volverse en amigos cercanos, tal vez ese impulso era lo que necesitaban para dar el gran salto.

Están casi completamente asegurados de que después de que Santiago le pidiera noviazgo a Marcel, los dos lograron afianzarse de aquello para comenzar a charlar, con el paso del tiempo las cosas fueron avanzando lo suficiente para que ambos estuvieran al lado del otro.

Diego recuerda perfectamente aquel bonito momento.

El receso recién había iniciado, pero gracias a que el profesor de física les dio permiso para salir antes, Marcel y Diego ya llevaban un buen rato charlando en su mesa favorita de la cafetería. El rubio se mostraba ansioso por algo, sin embargo, el castaño no tenía ni la menor idea del porque su mejor amigo estaba actuando de tal forma.

Ruiz llevo sus uñas a la boca con ansiedad, Lainez no evito fruncir el ceño; era raro que Marcel llegara a tal grado de ansias.

—¿Qué pasa, Marce? —interrumpió antes de que el rubio mordiera una de sus uñas.

—Santi dijo que pasaría el recreo con nosotros, pero no llega. —en ese momento Diego comprendió todo.

—Ya. De seguro no ha de tardar mucho, sabes que el profesor pedro nos dejó salir mucho más temprano, no todos los maestros son igual de amables. Probablemente Santi recién salió y ya está en camino para acá. —el castaño opto por tranquilizar a su rubio amigo, no quería que Marcel pasara por ansiedad.

—Oh. Tienes razón Dieguito, ya no ha de tardar. —Marcel se aproxi0mo a su mejor amigo haciendo que ambos se fundieran un cariñoso y relajante. El castaño no dudo ni un segundo en ser reciproco con el gesto del rubio.

Como si de magia se tratase las luces del comedor se apagaron, Marcel y Diego no tardaron mucho en soltar un grito del susto y sorpresa al no ver nada. Voltearon hacia los lados tratando de encontrar a estudiantes que recién estaban entrando, extrañamente no lograban captar a alguien.

—Dieguito, si este es mi último día de vida. Tienes que saber que te quiero mucho y que fui muy feliz al ser tu mejor amigo. Gracias por todo. —su abrazo se volvió más fuerte. Ambos estaban temblando, la oscuridad era una de sus debilidades desde pequeños, era obvio que estaban atemorizados.

—M-Marce por favor no digas eso, tal vez solo es un pequeño apagón. Todo va a estar bien. Pero si este es mi último día agradezco pasarlo contigo, hiciste que mi vida se convirtiera en algo bonito. —fue imposible que los ojos de ambos adolescentes no comenzaran a llorar.

Un pequeño trueno resonó por todo el lugar, Diego y Marcel seguían abrazados, el miedo se volvía cada vez más intenso, sus corazones latían a mil por hora.

—¡Ay! —ambos soltaron otro grito, cerrando con fuerza los ojos.

Diego trataba de mantenerse sereno para que Marcel lo estuviera también, se repetía una y otra vez las palabras "todo está bien". Lo que menos necesitaba era ser traicionado por sus pensamientos.

Una suave melodía llego hasta sus oídos, Diego frunció el ceño, pensaba que comenzaba a delirar.

—¿Oyes eso? —pregunto Marcel, el castaño soltó un suspiro un poco más relajado, no estaba delirando.

desde las gradas • kevin x diegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora