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De nuevo el solitario Slime estaba sentado en la biblioteca. Ahora lo único que hacía era pensar, pensar y pensar. Ah, pero no pensaba en cualquier cosa; su mente estaba total y completamente centrada en una persona en especial. 

Mariana. El que hablaba de más. 

Extrañamente el de cabello café lograba colarse en la mente del castaño hasta cuando estaba en la ducha. No había conseguido dormir durante la noche puesto que en sus sueños, la imagen de una relación con Mariana se colaba de una manera realmente extraña. 

Slime se preguntaba cómo era posible aquello. ¿Qué demonios tiene Mariana de especial? Siendo sinceros, el de cabello café siempre había tenido la atención de Slime. Aquella deslumbrante sonrisa y ese caminar seguro hacía tiempo que tenía a Slime pensando. ¿Mariana le gustaba? 

― Ah, ¿qué demonios me pasa? ― se dijo en un tono frustrante mientras tiraba ligeramente de sus cabellos. 

Toda esa situación lograba hacerlo sentir mal. Un extraño pero reconocible sentimiento se alojaba en su estómago cada vez que pensaba en él. Oh no, Charlie no podía estar enamorado del chico, eso sería, técnicamente, la peor cosa que le pudiera haber pasado. 

O quizá la mejor. 

Realmente intentaba alejarse de aquella tontería. Porque sí, Slime creía que estar enamorado ―en especial de Mariana― era una tontería. 

Charlie no había experimentado en su totalidad aquello de "enamorarse". Había llevado algunos chicos a casa, para presentarlos a sus padres, pero en si jamás había tenido aquel sentimiento de amar. Eso que todos caracterizaban como una de las mejores y peores cosas que pudieras sentir. 

― Hola, Charlie ― una voz conocida se escuchó. 

Misteriosamente, la cara del castaño enrojeció en un segundo. Unos aleteos se sintieron en su torso bajo, logrando hacerlo sentir del asco. Instintivamente dió un pequeño golpe a su estómago, en intento a parar aquel sentir. 

― Estúpidas, salgan de ahí ― susurró Slime con la cabeza baja, mirando directamente a su estómago. 

Dirigió la mirada al alto Mariana. El de cabello café aplastada su cara con la palma de su mano, mientras una cara confundida la decoraba. Charlie borró al instante cualquier señal de sonrojo y frunció el ceño ligeramente curioso y enojado sobre el por qué la cara larga de Mariana. 

― Hola, Mariana ― su voz sonó algo nerviosa; se dió una bofetada mentar y su semblante pareció cambiar al seguro ―. ¿Por qué tienes esa cara larga? 

Todo parecía apuntar al problema de hacía dos días. No había podido negar que después de salir de la cafetería con aquellas palabras dichas a Foolish, un sentimiento de orgullo crecía en el vacío de su corazón. Así es, aunque después de eso no vio a Mariana cerca de él. 

Parte de eso le hizo sentirse realmente miserable.  

― Ya sabes, problemas de siempre ― respondió. 

La cara de Mariana realmente le hacía sentir lástima. Demonios, eso no estaba bien. Moría por saber qué era lo que le pasaba, para después ayudarlo en lo que pudiera. Siempre intentando que todo estuviera bien en su vida. Un propósito que, desgraciadamente, no le pertenecía. 

Aún. 

El silencia reinaba en la mesa. La sigilosa mirada de Slime estaba posada sobre el de cabellos cafés, intentando arremeter en su mente y saber qué pasaba. Observó bien al chico; era realmente guapo, su cara era casi completamente simétrica. Dos bellos ojos eran acompañados con unas cejas gruesas y oscuras. Y esos labios, cielos, esos labios parecían estar compuestos por frutos deliciosos.  

Quería besarlo. 

― ¿E-esos problemas tienen que ver con Foolish? ― un pequeño tartamudeó salió de sus labios seguido de una pregunta que no tomó muy bien el chico de frente suyo. 

― No ― la respuesta que el otro dijo fue segura. 

Casi como si hubiera roto aquella relación. Eso era, completa y totalmente imposible, pero se valía de todas maneras soñar. 

Slime agradeció que la respuesta fuera tal. Se había prometido ―estúpidamente― a que si el de piel blanca volvía a hacerle algún tipo de daño al de cabellos cafés, no se quedaría de brazos cruzados. Realmente estúpido pero era necesario. 

 ― Hay alguien que ―la segunda palabra alarmó a Slime. Se recargó hacia adelante acercándose peligrosamente al castaño ―... Me hace dudar. 

¿Qué? La mente del menor comenzaba a sobre-trabajar. ¿Dudar? ¿Dudar sobre qué? Ese alguien era lo que más le preocupaba.

― ¿Dudar? No entiendo, Mariana. 

― Hace que mi cabeza explote ― sus manos se movieron raramente ―. Me hace dudar sobre qué siento. Hace que mi estómago se sienta... Raro. 

El castaño se desilusionó. Cientos de estrellas de cartón se le vinieron encima, aquellas estrellas que se había encargado el mismo en hacerlas, recortarlas y pintarlas. Había sentido aquellas estúpidas mariposas mientras que vivía entre esas estrellas. 

Se consideraba un idiota de los buenos. 

Aunque no culpaba al de cabellos de café, nadie se enamoraría del triste Slime. Ese que comía solo porque a nadie le caía bien.

― Ah ― su expresión era decaída, al igual que su sentir ―. Y... ¿Quién es? 

― Me tengo que ir. 

 La sonrisa del mayor consiguió que Slime se sintiera ligeramente más emocionado, enojado, triste y decaído. En serio, en serio, en serio quería saber sobre aquel chico. 

¿En realidad estaba enamorado de Mariana? Por favor, apenas hacían unos días que se habían conocido. O más bien, que Mariana había conocido a Slime. El de cabellos cafés siempre había estado dentro de la mira del menor, lo conocía y sabía muchas cosas sobre él. 

― ¿A dónde vas? ― la pregunta tomó desprevenido a Mariana. 

― A casa ― respondió. Ladeó su boca ―; en realidad no, faltan cuatro clases. De hecho voy a ver a Foolish, necesito aclarar unas... Cosas con él. 

 ― ¿Qué planeabas con decir que irías a casa? ― la risa del menor resonó en los oídos del mayor ―, ¿Qué te invitara un helado? 

Mariana sonrió ladino ante el reciente y se regresó a verle. Se observaron entre sí, buscando alguna respuesta para aquello. No. Se observaron admirando lo que había en el otro. 

Todos creemos que están ciegos. 

― Espero no equivocarme en lo que haré ― dijo Mariana al aire, dando medio vuelta y alejándose de un Slime demasiado confundido.  

Boyfriend [FLIPORIANA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora