Boyfriend [FLIPORIANA]

11

― ¿Cómo estás? ― preguntó Charlie. Al instante se sintió idiota, claro que estaba mal. 

Pero extrañamente Mariana no se veía triste. No se veía derrotado. Apostaba a que pronto se le vería feliz, ¿pero qué demonios había pasado con Foolish y por qué no estaba tan mal? ¿Qué en concreto? 

― Mejor de lo que pensaba ― respondió. 

Mariana cayó en cuenta de lo que pasaba y se apresuró en ir por toallas para que el casi empapado Charlie se secara. Se sentía mejor. Slime le daba un aire de seguridad, y ya no tenía ganas de llorar. 

En realidad no tenía claro el porqué de haber estado soltando una que otra lágrima. En si, no era por Foolish. Hacia un tiempo que dejaba de sentir cosas bellas por él, peor aún cuando frente de todo mundo le dijo que tan solo lo había utilizado. 

Tan irónico que hasta le pidió disculpas, más aún cuando Vegetta le dedicó una mirada de lamento. Se sintió utilizado y a parte avergonzado. Tenía miedo de lo que los demás pensaran. 

― Escuché lo que hizo Foolish ― mencionó Slime. 

O quizá de lo que Slime pensara. 

― Tenías razón ― le tendió las toallas y una camisa limpia ―. Él me utilizó, pero no te hice caso. Ni a nadie más. Lo peor de todo es que no me dolió eso, me dolió más que me pusiera en vergüenza ― Mariana se sentó en su sillón y se cubrió con las manos ―. Deben de pensar que soy un idiota. 

Slime en un movimiento rápido, canjeó su camisa por la que le habían dado. No quería mostrar nada, así que se había volteado al lado contrario. 

Después observo al chico mayor estando aún con cara cubierta y avergonzado. Mariana estaba cayendo por culpa de la pena y el temor. No por Foolish y su falta de cariño. 

― No es tu culpa ― se apresuró en hablar ―. No eres un idiota, deja de decir eso. 

 Ambos compartieron una mirada larga. Mariana no se lograba explicar. ¿Por qué Slime seguía ahí? ¿Por qué no se había alejado como los demás? Aquellos sentimientos que se habían desarrollado seguían ahí, todos. 

La mirada atenta del menor le lograba revolver la conciencia y un millón de preguntas se formulaban, pero una en especial estaba marcada: 

¿Qué era Slime para él? 

Los amigos no se veían de aquella manera. Pero no había nada en claro. El hecho de haber pensado antes en lo que él pudiera decir que preocuparse porque ya no tenía novio... ¿Eso que quería decir? 

Recordó a Vegetta y cuando se relacionó con Charlie. No estaba de acuerdo. ¿Slime y Vegetta? Slime solo tenía un amigo de mesa, y ese era él mismo. Se negaba a que alguien más hablara con él. Celos que hacían daño, pero imposibles de reclamar. 

Vegetta. 

― ¿Te gusta Vegetta? 

― ¿Qué? ― un confundido Slime, frunció el ceño y negó rápido ―. ¿Qué demonios? ¡Claro que no! Solo es mi amigo. 

Mariana sabía que la pregunta era rara. En cambio se olvidó del tema ―o pretendió hacerlo― para regresar a su estado melancólico y pensativo. En aquel instante, Slime comenzó a preocuparse. 

Sabía que estaba mal, y apresurar de eso quería darle un fuerte abrazo y nunca soltarlo. Pero no sería buen momento para explicar los complicados, enredados e imposibles sentimientos que ahora sentía él. 

― Mariana, yo ― habló Slime ―. Quiero que sepas que estaré para ti, pase lo que pase. 

Sintió un vuelco en el estómago. Malditas. Se sentía volar y a la vez caer. No quería. Mariana comenzaba a querer darse de golpes contra la puerta para por fin poder terminar con todo ese revolver de pensamientos. No se podía fijar en una sola cosa. 

Su cabeza estaba en el norte y de un instante a otro, repentinamente, estaba en el sur. 

― Y que no importa cuántas tonterías y mentiras digan de ti ― volvió a hablar. Un aleteo en el estómago ―, siempre te voy a querer. 

 No había sido una confesión, aunque el mayor le hubiera encantado. También quería muchísimo a Slime. Lo sentía en el corazón. Slime era aquel al que podía llamar amigo de verdad, claro, si eso fuera lo que realmente sentía por él. 

Hacía un tiempo atrás que las cosas ya no se llevaban de "amigos". Desde que supo que Foolish no era nada más que un novio. La palabra estaba vacía. 

Pero decía "Slime" y el mundo era un poco mejor. 

― Me haces confundirme un poco más ― confesó el mayor. 

― Perdón, no es la intención ― Se sentó a su lado y soltó un suspiro grande ―. De verdad que Foolish es un idiota. 

Ese tipo de comentarios le agradaban. 

― Ni lo menciones ― rio Mariana ―. Lamento haberte hecho venir hasta acá. Te has empapado con nuestra bella lluvia.

La lluvia y el sol. Slime una nube gris repleta de agua, que a veces arruinaba el día a la gente. Pero Mariana amaba la lluvia. 

― El mundo estuvo en mi contra hoy ― rio Charlie ―. Pero si no venía, me sentiría mal conmigo mismo. 

Fácilmente. Solo los idiotas caían por Mariana. Estaba un poco fuera de su límite pero la emoción de todo lo que sentía le hacía querer darse un tiro. Al menos compartían los sentimientos revueltos y mal acomodados. Compartían el quererse. 

 ― Slime ― llamó el mayor aún sentado. 

― Mande. 

Se miraron cuidadosamente. Examinaron las facciones del otro, pero aún así nadie dijo nada en varios minutos. Solo compartían un bello silencio, como la primera vez en la que habían cruzado palabras en la biblioteca. 

― Yo también te quiero, Slime.