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― Mariana tú... Me gustas. 

Ni él se podía creer lo que estaba haciendo. Ensayar enfrente del espejo había sido la medida más grave a la que había recurrido unas horas antes de salir en camino a la escuela. 

¿Por qué estaba tan nervioso? Comenzaba a asustarle ese sentir de mariposas volviendo a apoderarse de su estómago. 

― Esto es inútil ― suspiró frustrado viéndose de nuevo en el espejo.  

Charlie no era tan inseguro como se podía creer, menos en esas cosas. Pero la increíble manera de ser de Mariana y que ―sobre todo― le gustaba de una manera inimaginable, no ayudaba en mucho quería pensar que todo saldría bien y que Mariana al menos no se reiría en su cara, pero todo podía pasar.

Con paso nervioso y algún que otro mal pensamiento en su cabeza, salió de su habitación para después bajas las escaleras y despedirse de su madre. 

En el trayecto de la casa a la escuela, en sus pensamientos la única cosa que rondaba era la posible expresión y respuesta de Mariana ante su confesión. 

¿Todo saldría bien? En el mejor de los casos ―en el mejor de los mejores de los mejores―, al menos no sería burla de todos. 

Cuando entró a la escuela no pudo evitar sentir más de una mirada encima suyo. No eran dos o tres, eran, al menos, la mirada de las miradas de los que estudiaban junto a él. 

Se sintió desnudo por unos segundos y sus piernas le flaquearon. Caminó un poco rápido intentando evadir las miradas y se metió rápidamente en los baños. 

― ¡Slime! ― escuchó la voz de Vegetta cerca y le miró ―. ¿Ya sabes? 

Observó al buen Vegetta con su mueca preocupada. Llevaba sus libretas entre sus manos pero aún así se movía nervioso de lado a lado.

 ― ¿Saber qué? ― preguntó rápido el castaño ―. ¿Por qué todos me miran así? 

Vegetta se puso algo nervioso ante la pregunta, ¿sería bueno contarle lo que estaba pasando? 

Slime respiraba agitado. Se estaba comenzando a sentir frustrado por la gran cantidad de ojos casi juzgándolo, así que no podía evitar morderse el labio inferior o juguetear con sus dedos. 

― Bueno... ― musitó Vegetta despacio.  

El castaño solo logró sentirse peor aún de lo que ya se encontraba. Estaba casi seguro que escuchar a Vegetta hablar de aquella manera, y sobre ese tema, no era una buena señal. 

Incitó con la mirada a hablar al más grande y el otro suspiró intranquilo. 

― ¡Vegetta! 

― ¡Bien! Foolish cortó a Mariana ― susurró 

Parte de felicidad se extendía por el cuerpo de Slime. Quería esbozar una sonrisa plena pero el pensar en Mariana destrozado (en parte) por la ruptura no le hizo sentir muy bien. Conociendo de alguna manera al de lentes, tomaba por seguro que estaría llorando. 

Su mente logró procesar todo lo que Vegetta había dicho y al unir los cabos sueltos, se dio cuenta de que algo no encajaba. ¿Por qué él estaba relacionado con aquella ruptura? ¿Por qué todos le miraban así? 

― ¿Qué tengo que ver yo en eso? ― preguntó en voz alta. 

Estaba más relajado y respiraba con más tranquilidad. 

Sentía algo de miedo por la respuesta que Vegetta pudiera dar. Sabía que algo había en él que provocaba aquellas miradas de odio y duda en sus... Compañeros. Esperaba impaciente la respuesta que Vegetta se estaba demorando en pensar. 

Vegetta quería decirlo de la manera más entendible que pudiera para que Charlie no se estresara más de lo que debía. Pero no era fácil, las cosas que estaban pasando daban un giro muy estruendoso en cuestión de segundos. 

― Foolish ― por primera vez, Vegetta odió al chico pálido ―... dijo que Mariana lo había engañado contigo. 

Las cosas no estaban bien. 

Slime sentía rabia con el pálido aquel. Quería gritarle cosas en la cara y decirle lo estúpido que era, quería solamente darle un buen golpe en la nariz. Estaba muy molesto, no podía creer que llegara a aquel grado solo para no quedar mal. 

¿Por qué jugar así con alguien tan... Perfecto y luego dejarlo en mal? Si Foolish intentaba recuperar a Vegetta, estaba casi seguro de que no lo conseguiría. 

― Mierda. 

El chico nunca le había caído bien, pero jamás había tenido tanta rabia por algún ser vivo. 

Estaba enojado, pero lo que más le importaba a Slime era Mariana.

De seguro Mariana no estaría bien. Mariana era una persona que se podía derrumbar muy fácilmente. 

― ¿Viste a Mariana hoy? ― evadió el tema anterior y preguntó preocupado tomando la mochila del suelo. 

Vegetta le observó dudoso pero al darse cuenta de las buenas intenciones del chico se apresuró a buscar en sus memorias recientes la imagen de Mariana.  

Slime era nuevo en aquello de "sentirse enamorado" pero si algo tenía muy en claro era que siempre tenía que hacer lo mejor para aquello persona especial. 

Se detuvo un minuto en el presente y dio marcha atrás hasta aquel instante en el que el mayor lo saludó en la biblioteca. Todo parecía tan fácil en aquellos instantes, las cosas iban bien y no sentía nada más que incomodidad junto con el chico. 

Las cosas se iban empeorando conforme avanzábamos. Sentimientos raros y palabras como "yo podría ser su novio" 

― Sí, temprano ― asintió Vegetta respondiendo a la pregunta que el menor le había hecho. 

Slime sin decir nada más, salió con prisa del cuarto en el que había estado y sin importarle la clase que seguía, se dedicó a buscar a Mariana por toda la escuela. 

Boyfriend [FLIPORIANA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora