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Quizá habían pasado unos días en los que la tensión había disminuido, pero nadie hablaba más sobre el tema. Se conformaban con saber que se gustaba uno al otro y que estaba enamorados. Les parecía suficiente hasta aquel entonces, era un paso bastante grande después de nunca haber hablado de sus sentimientos con el otro. Sin embargo, no fue hasta el séptimo día que Mariana comenzaba a querer saber más sobre el tema, saber cómo fue que pasaron las cosas. Cómo habían llegado a ese instante. 

Pero prefería no hablar de aquello cuando Vegetta estaba frente suyo. El chico de ojos violetas le caía bien, pero aún no se ganaba su confianza por completo. Todo eso a pesar de que el mayor le trataba como un mejor amigo. 

― Mariana, ¿estás bien? ― preguntó Vegetta en cuanto Charlie se puso de pie para ir a comprar algo ―. Has estado algo perdido en la nada. 

¿Contarle o no a Vegetta? Parecía ser un buen chico pero... No, no. No se conocían lo suficiente. Pero Vegetta si ME había contado algunas cosas, ¡No! Era casi novio de su ex... ¡Pero él no tenía la culpa! Al diablo. 

― Hace unos días Slime me dijo que estaba enamorado de mí, y yo le dijo lo mismo ― habló Mariana ―. Pero desde entonces no hemos mencionado nada más del tema, y quiero hablarlo. 

Vegetta entendía. Mariana tenía ese sentimiento de duda al intentar saber si se daría el siguiente paso, un escalón más que por fin los uniera como algo mejor que amigos que se gustan. Eso era lo que Mariana necesitaba definir, y Vegetta lo entendía porque en algún punto había pasado eso con Foolish. 

Charlie veía a lo lejos cómo ambos chicos entablaron una conversación buena y sonrió a la vez que regresaba a hablar con el rubio de sonrisa amplia.

Mientras tanto Vegetta ideaba algún plan para hacer que ambos hablaran del tema. 

 ― ¿Y si sigilosamente lo sugiero? ― preguntó Vegetta. La propuesta despertó el interés de Mariana, quien inmediatamente puso atención ―. Y luego me voy, de la nada. 

El menor de aquellos momentos, pensaba en la buena propuesta en la buena propuesta. "Puede funcionar, dile que sí". A la vez que asentía, le dedicaba una sonrisa amistosa a su nuevo amigo y reía feliz. Vegetta era un buen ángel amistoso, le caía bastante bien. Al menos no se entrometía en el comienzo de la relación que se procreaba. 

― Pero antes tienes que hacer algo como... ¿Darle un abrazo? ― agregó Vegetta. 

― ¿Darle un abrazo a quién, Mariana? 

Mariana miró a Slime, el chico que llevaba consigo un tipo de broche en la mano y un papelito pequeño. Le tomó poca importancia, y observó a Vegetta en busca de ayuda. Las miradas de ambos se decían muchas cosas pero al final, lo único que Mariana pudo hacer fue sonreír en mal estado ante el nerviosismo que cargaba. 

― A... ― habló cortado ―. ¡A ti, Slime! ― expresó nerviosamente feliz y le dio un abrazo. 

La cuartada había quedado correcta. Un abrazo era lo indicado como para que Vegetta pusiera en marcha su muy bien pensado plan. Tenía que admitir que la buena memoria y la inteligencia de Mariana había contribuido lo suficiente como para que las cosas salieran lo más naturales posibles. 

Slime se sorprendió un poco, sin embargo, aceptó el abrazo dichosamente. Le brindó un poco de cariño al chico del cual estaba enamorado y sonrió ampliamente al ver su sonrisa alargada. Sin duda, amaba a Mariana. 

― Y ustedes... ― la voz de Vegetta sonó en los oídos de ambos ―. ¿Qué son? Siempre los veo muy juntos pero solo son amigos, ¿no?  

Charlie se comenzó a quebrar la cabeza. Lo que decía Vegetta tenía mucha credibilidad y hacía tiempo que no hablaba de aquel tema con Mariana. ¿O acaso era que el de lentes no quería hablar de aquello? Demonios, ¿Y si todo lo que había dicho no era meramente cierto? No. Debía de creerle pero, ¡Demonios! ¿Qué eran? 

― Oh, miren la hora ― dijo Vegetta viendo su muñeca. Esta no tenía reloj, ni mucho menos pero... Bueno ―. ¡Tengo que irme! Se me hace tarde para... Ya saben, yo... ¿Qué dices Rubius? ¡Ya voy! 

 Ambos se quedaron callados ante la mala actuación de Vegetta y se miraron entre sí, preguntándose lo mismo. Habían montones de cosas por decir pero nadie hablaba. Lo que se escuchaba era el bullicio y algunas miradas se sentían en su cuello. 

― Mariana... Nosotros, ¿qué...? ― pausó ―. ¿Qué somos? 

Boyfriend [FLIPORIANA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora