Capítulo 14: ¿Y sino...?

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En algún punto de la vida he acabado aquí, con mi padre. No podía negar que era raro estar relativamente bien, tomando un café, chocolate y unos churros como si nada. Tampoco estaba cómoda, sino todo lo contrario.

Me removí en el asiento por enésima vez en menos de diez minutos. Él pareció notarlo, mas ignoro mi comportamiento, tratando de acercarse o mantener algún tipo de contacto físico, actuando como si nada.

— ¿Qué tal te va en clases? ¿Ya sabes que carrera estudiarás? Tengo entendido que acaban antes por la selectividad.

— Supongo que van bien, aunque sigo pensando en que meterme. — Procedí a tomarme un sorbo del chocolate, mientras lo observaba.

— Ya sabes que yo te apoyo en lo que sea, si te gusta y se te da bien, adelante con ello. Siempre y cuando te de de comer.

Arrugue la frente involuntariamente.

El padre del año en cinco minutos, ojo, cuidado no te vaya a financiar una casa y todo de lo amoroso.

No me gustaban sus palabras alentadoras, nada que viniera de el lo hacía. Simplemente quería una buena excusa para salir de aquí, no aguantaba ni un minuto más. Para mi es complicado volver a mirarle a la cara después de todo, aunque le haya perdonado, el daño seguía ahí y ya estaba hecho. Evite que mis recuerdos abordaran mi cabeza, porque sabia que si lo permitía comenzaría a llorar.

Llevaba tiempo sin... hacer nada, solo esperaba que siguiera así. Lo de Noah fue apenas hace unos días, a el tampoco lo había visto después de lo sucedido, lo prefería de esa manera. Me costo bastante volver al trabajo, pero necesitaba ese dinero para poder irme cuando cumpla la mayoría o llegue a la universidad.

Mi pierna se movía inquieta bajo la mesa, al igual que mis dedos jugueteando sobre mi regazo.

— Si, supongo.

Sus ojos azules grisáceo me examinaron lentamente. Arqueo la cejas con una pregunta en ellas.

— ¿Todo bien? Estas muy extraña, tesoro.

Si, padre, todo bien en tu intento de simulación barata de vida perfecta con tu unigénita.

Puso su mano sobre mi pierna tratando de ser reconfortante o transmitir algo como seguridad, pero fue todo lo contrario, sentí el mismísimo infierno tocándome, quemaban sus caricias, dolían a pesar de ser suaves y en círculos, recordándome esa capa de suciedad que cubría cada maldita parte de mi cuerpo.

— Estoy bien, solo que tengo que ir al baño. — Me levante de la silla liberándome de su contacto. — Ya vuelvo.

Respire más aliviada de camino al baño del local, en el cual me encontre con una cola de tres personas para acceder a un cubículo. Tampoco es que fuera demasiado grande el lugar, por lo que escuchabas todo y chocabas con las mujeres. Me pase una mano por la raíz del cabello acomodándolo hacia atrás.

Padre y yo, ya no somos tan cercanos como antes de todo, cuando era niña me trato con cuidado y cariño, excluyendo algunas veces, pero solíamos pasar bastante tiempo juntos.

Después de que empezara los..., nos distanciamos, solíamos discutir y toda confianza que deposite en el quedo hecha añicos, dudo que eso se pueda recuperar, por mucho que lo intente, era imposible luchar contra eso. Las cosas han cambiado tanto, el y yo también lo hicimos, sin embargo su comportamiento ha sido igual o peor con el transcurso de los años.

Denuncia.

La voz se hacia notar en mi mente con una simple palabra. ¿Sería capaz de hacer eso? Quedarme sola era aterrador en parte y cargar en la conciencia de que quizás mi padre estaría en la cárcel por mi culpa, sino llega a entrar se cabrearía mucho. No hacia falta ser un genio para darse cuenta de eso.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora