Capítulo 15: La pequeña terminator.

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Liam

Un puñetazo, sangre y una nariz reventada.

De milagro no es mi sangre ni mi nariz la afectada. No había dado el puñetazo, ni tampoco lo había recibido.

Joder. Eso era lo único que podía decir, estaba asombrado, acojonado y divertido. Quería soltar una risa, pero como me tomara la libertad de hacerlo, la próxima víctima sería yo. Noah estaba arrodillado con las manos en la nariz, lloriqueando, mientras que la enana arma letal se contenía de dar un segundo golpe, tomó distancia con el.

Esa es mi chica.

Cuando quise darme cuenta se había dado la vuelta, me miro fijamente. Sus ojos chispeaban llenos de ira y atravesaban todo como si pudiera verte el alma, me sentí algo violado.

Aún así lucía increíble, su cabello negro peinado en una coleta, con unos mechones sueltos que formaban una pequeña onda. Los ojos avellana brillantes bajo la luz de la farola, las pecas visibles en el puente de su nariz, arrugadas en una mueca de cabreo absoluto. Su cuerpo tenso y pequeño, el uniforme se ceñía a sus curvas, sobre todo a la cintura.

Me quede embelesado observándola. Me encanta como se ve enfadada, si, sonaba raro, no lo niego, pero me recordaba a Stitch enfadado. Mucha ira para ese cuerpo tan pequeño.

— ¡Maldito acosador! ¿Qué miras tanto?

Me encantaba toda ella, incluso cuando me insultaba. Sería un masoquista, porque me gustaba eso, porque solo ella era así.

Termine de acercarme con una sonrisa entre labios, sin quitarle el ojo de encima.

— ¿Estás bien? — Pregunté con ironía, pero luego lo pensé mejor y cogí su mano a revisar sus nudillos. — Menos mal que conseguiste un sujeto de práctica, no estaba dispuesto a dejarme partir la cara como ese idiota de ahí.

No respondió, solo se limitó a asentir.

Tenía los nudillos enrojecidos, con algunas heridas abiertas. Era entendible, dudo que haya dado puñetazos antes. Sin ver signos de lesión, la moví con cuidado para comprobar que realmente estaba bien.

— El resto me lo dejas a mí, sino te harás más daño en esas manitas. — Se soltó de mi agarre de un tirón. Bastante cabreada. — ¿Qué ha intentado?

— So-solo quería disculparme, y la loca esta me ha dado un golpe. — Respondió con voz nasal. Su asquerosa voz me daban ganas de seguir golpeándolo, pero ya parecía controlado.

Ja, y no será nada comparado con lo que yo le hubiera hecho.

Mi atención recayó sobre el sujeto, que se levantó con cuidado. Seguía aturdido y solo me causó cierta satisfacción. Me posicione delante del pequeño grinch, por si el otro gilipollas intentaba algo contra ella.

— ¿Debería darme lastima? Hijo de puta, poco ha sido lo que ha hecho después de todo. — Sisee con ganas de arrancarle la cabeza. La jodida cara de hipócrita que adornaba su rostro. Se la hubiera reventado y con gusto, pero tenía otras prioridades. Me giré hacia ella, quien estaba rígida como una piedra. — Vámonos, ya es tarde.

Tomando rumbo hacia su casa, decidió el ser repugnante hablar de nuevo, sin nada bueno que decir. Volví a posicionarla delante de mí, para evitar nada raro, ya que ambos le dábamos la espalda.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora