Capítulo 16: La pesadilla y ... ¿Spiderman?

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En la luna del coche resbalaban gotas de la lluvia, el parabrisas se movía con insistencia sobre esta. Las luces de las farolas y las casas quedaban distorsionadas por el tiempo. El sonido de la ruedas chirriando, las gotas impactando contra el suelo y el cristal. Eran lo único que llenaba el vehículo.

Saque el teléfono de mi bolsillo revisando la canción que sonaba y... lo extraño es que no se reproducía ninguna. Podía jurar que si estaba escuchando música.

Me distrajo el sonido de un movil vibrando, no me gire porque simplemente me daba igual. Hasta que oí gritos al otro lado de la línea, alguien reñía con insistencia la tardanza.

— Perdón, cariño, es que... — El estomago me dio un vuelco, mi boca se seco, todo se congeló cuando reconocí esa voz. Aunque pasaran los años, seguiría sabiendo quien es dueña de esa melodiosa voz. Mamá. — Acabo de comprar y, no, no, por favor, lo siento, me he retrasado. Ya lo se, pero...

Los ojos comenzaron a llorarme, las manos temblaban y no encontraba la valentía para comprobar si ella en realidad estaba ahí.

Noté una mano en mi barbilla que me obligo a mirarle, luego paso a mi pierna dando caricias reconfortantes, se sentía tan real.

— Solecito, no llores por favor. Se que papá esta enfadado, pero se va a solucionar, seguro se calma antes de que lleguemos a recogerle. — Mostró sus dientes claros en una sonrisa pequeña e insegura. — Ya verás que sí.

Acababa de frenar por un semáforo en rojo.

Me dio la oportunidad de analizarla: Su cabello cobrizo claro, caía sobre sus hombros. Los ojos avellana, algo grandes y alargados que herede. Las pecas sobre sus mejillas, su nariz puntiaguda, la piel blanca porcelana. Su camiseta blanca un poco ancha, con los vaqueros que solía usar.

Era ella y estaba aquí de nuevo.

— Mamá...

Lance mis brazos a su cuello rodeándola y abrazándola como pude. El perfume a rosas se instauro en mi nariz. Era palpable su cuerpo, su calor, la suavidad personificada en ella misma. La sorpresa la asalto, aunque eso no impidió que siguiera apegada a ella. Regaló unas palmadas a mi espalda.

— ¿Todo bien? ¿Es por papá o por tus amigos? ¿Otra vez peleaste con Taylor y Rain?

Esto... parece que lo he vivido antes, es pasado.

— Solo es que te echaba de menos. — Interrumpió el movil de nuevo con el timbre insistentemente y no pude decir más. Mi madre acelero el coche notablemente y apretó sus manos al punto que sus nudillos de tornaron blancos.

Siempre que eso sucedía la que se venía en casa iba a ser de todo menos bonito.

— ¿Por qué no lo dejas? — Las palabras escaparon de mi boca antes de que pudiera retenerlas.

Soltó el aire que retenía en sus pulmones. Su rostro se ensombreció, como si mencionar el tema fuera un insulto. Ella prefería que siguiera siendo tabú, pensando que si lo ignorábamos no existiría esa opción, ni el mismo problema al que nos enfrentábamos en bucle.

— No es tan fácil. Es tu padre y le quiero, estamos intentando que funcionen las cosas y... prometio que iría a terapia. No puedo hacerle eso...

— Por mucho que lo quieras no cambia el hecho de que te hace daño.

En algún punto sentía que esto era un tipo de grabación y yo era un simple espectadora, como si no controlara lo que decía, pero a la vez fueran pensamientos que alguna vez tuve. Diciéndolos sin filtro. Aunque no quitaba el momento en que mis propias palabras impactando con fuerza en ella, haciendo que sus ojos se volvieran llorosos.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora