Capítulo 13: ¿Por qué tu?

89 9 14
                                    

Para todos aquellos que alguna vez han pensado en tirar la toalla, para aquellos que no se sienten suficientes, para esos que han sufrido cosas que no merecían. Este capítulo es para ustedes, son más fuertes de lo que creen, animo desde la distancia y un abrazo, porque no están solos.

Unos ojos negros alegres se posaron en mí con evidente entusiasmo. Yo mientras intentaba abrigarme un poco más del frío.

— ¿Cual es tu opinión del tema?

Repare en su anterior sugerencia. Solía pasar las fiestas sola en casa, como si fuera un día más. Me gustaría decir que no es un plan deprimente, pero, ¿para que voy a mentir? Aunque no sé si su propuesta quería decir que vendrían...

— Me parece buena idea, ¿quienes iremos?

— Los que acostumbramos... — Comenzó a enumerar a los seis de siempre. Y eso fue fastidioso, porque tendría que tratar con Adam. Lo o-di-o. Es tan engreído, tan malo, desagradable— Por el día vigésimo de este mes podría ser una opción, ya que todos habremos terminado exámenes.

Sonrió y yo le respondí con el mismo gesto de vuelta. Esa sonrisa era contagiosa, aunque fuera hablando de estas cosas disfrutaba de estar con Lucas porque me relajaba y transmitía una paz. No lo diría en alto, pero es de las pocas personas que de primeras me he llevado bien.

— ¿No tendrás molestia al estar con Adam, cierto?

— Creo que podré llevarlo, sino siempre puedo correr.

Negó con la cabeza divertido, terminó por cerrar el libro que tenía en la mano y guardarlo en la mochila. Sin saber que más decir guarde silencio imitándolo.

— Os vendría bien arreglarlo, no es estrictamente necesario que mantengáis una amistad, más no hace falta mantener ese ambiente tan tenso. No quiero incordiarte con esto, simplemente es para mejorar la situación.

— No me molesta, menos cuando tienes razón. Algún día lo hablaré con el. Gracias por su maravillosa sabiduría, maestro Oogway.

Junté mis manos delante de mi cuerpo e hice una reverencia como solían hacer los karatecas.

— No hay de que, mi querida discípulo.

Hoy me había quedado a solas con Lucas. Liam y Adam nos cambiaron por baloncesto, el segundo fue a regañadientes a jugar, — que novedoso — mientras que Emely y Olivia fueron a pasar el rato con sus "amigas", ellas me invitaron a ir, pero no es bueno estar rodeado de las víboras con las que se juntan, el veneno termina por afectarte el cerebro como a ellas.

Me levante del banco, limpiándome por inercia el pantalón. Sentí un calambre en el estómago y lo ignoré, empezando a caminar. Lucas no tardo en seguirme. Era un champiñón en comparación a la altura del chico a mi lado, tranquilamente me sacaba más de una cabeza.

— ¿Perteneces al grupo de WhatsApp, ya?

Arrugue el entrecejo. No sé de qué me hablaba, y claro por los expresiva que parecía ser termino por explicarlo.

— Tienen un chat conjunto, sin embargo ninguno tenía tu número para añadirte. — Con su mano palpó sus bolsillos, al parecer buscando su teléfono, cuando lo desbloqueó me lo tendió. — ¿Me permites?

Con un cuidado impresionante cogí el teléfono. Estaba tan nerviosa que casi se me cae al suelo. No me gusta que me dejen cosas ajenas porque si puedo romperlas sin querer. Tampoco estoy para regalar reparaciones o teléfonos por la vida, no era rica.

— Emely tiene mi número.

— Suele ser despistada, nos dijo que te añadiría ella cuando pudiera, pero apuesto mis ahorros a que se ha olvidado.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora