LA CONVENIENCIA

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—Hola Ma, Beomgyu llamó —dijo Taehyung mientras entraba en la sala de estar donde Ma estaba sentada con Pa y Jisoo. —Le gustaría traer un par de bocas más a cenar.

Ma levantó la vista de la caja de adornos navideños que estaba organizando. —¿Ha dicho cuántos?

Taehyung se rascó un lado de la cabeza. —Sí y no.

—Bien, ¿cuál es hijo? —Preguntó Pa desde su lugar junto al árbol donde estaba separando las luces—. ¿Sí o no?

—Al principio dijo tres, pero luego dijo que podrían ser sólo dos si uno de los tipos abría su boca de nuevo.

—Ya veo —dijo Ma.

Taehyung se encogió de hombros. La voz de Beomgyu sonaba bastante tensa al teléfono. Cuando Taehyung preguntó al respecto, Beomgyu dijo que estaba tratando con algunos problemas del pasado.

—Bueno, creo que tendremos compañía para cenar entonces. —Ma dejó de nuevo los adornos en la caja y se dirigió a la cocina. —Supongo que debería asegurarme que tenemos suficiente.

Taehyung rodó los ojos. Como si su Ma dejase que alguien se muera de hambre.
—¿Necesitas ayuda?

—Yoongi debería estar aquí pronto. Fue a la ciudad con Jungkook para agarrar algunos comestibles. Me ayudará en la cocina. Tienes que ayudar a tu padre y hermanos a colgar las luces.

Taehyung hizo una mueca mientras miraba hacia la sala de estar. Tenía pesadillas sobre colgar las luces de Navidad. Prefería ocuparse del estiércol de los establos que desenredar el espeluznante lío que estaba seguro había en las cajas.

Jungkook compró otras nuevas este año. Lo que significaba que el hombre tenía incluso más luces para colgar alrededor del rancho. Simplemente genial. Jungkook estaba obsesionado con las luces de Navidad. Prefería las blancas, pero quería que colgasen por todas partes, la casa, el granero, los árboles en el patio. Incluso las colgó en la valla que bordeaba el camino de entrada hasta la carretera principal. Taehyung estaba seguro que, si Jungkook pudiera encontrar una manera, colgaría las malditas cosas en la luna y las estrellas.

En Navidad, la casa probablemente podría ser utilizada como una pista de aterrizaje. Sin duda, los aviones podrían detectar las luces desde treinta mil pies. No es que no lucieran bien, pero tomaba todo el día colgar las malditas cosas. Y tenían que ser justo o Jungkook perdía su siempre amorosa mente. Más de una pelea había comenzado con él volviéndose loco por las luces de Navidad.

Taehyung echó un vistazo a la sala de estar, temiendo ir allí. —¿Estás segura que no necesitas ayuda en la cocina?

Ma arqueó una ceja. Los hombros de Taehyung se desplomaron mientras se giraba y volvía a entrar en la sala de estar. Pa se había deslizado de su silla y ahora estaba sentado en el suelo con Jisoo, apilando bloques con ella.

—Hola Pa, Jungkook debería estar de vuelta muy pronto. ¿Estás preparado para esto?

Pa rio. —Estoy de servicio de niñero. Tienes la oportunidad de hacer frente a tu hermano este año.

—¿En serio? —Taehyung se sentía como si hubiera sido arrojado a los lobos. —Está loco Pa.

—Es tu hermano.

—Eso no significa que no esté loco. —Taehyung iba a golpear su cabeza contra una pared hasta que se desmayara. Jungkook era lo suficientemente intenso el resto del año. Durante las fiestas, se duplicaba. —Voy a ir a ver si hay algo de tráfico en la carretera.

Cualquier cosa antes que tratar con Jungkook y su obsesión. Taehyung preferiría ir a extraer sus dientes... o luchar con leones. Eso sería menos doloroso que tratar con Jungkook.

LA NAVIDAD (Libro VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora