CAPITULO 2

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Beomgyu alzó a Jisoo en sus brazos. Su alegre risa lo acompañó mientras la llevaba al cuarto de baño para limpiarla. —Tú, mi pequeña princesa, estás cubierta de... algo. —Había pensado que era puré de fresa, pero ahora estaba empezando a cuestionárselo. Era una viscosidad que no solía asociar con fresas.

—Está bien pequeña —dijo Beomgyu mientras dejaba a Jisoo en sus pies y observaba como daba sus primeros pasos hacia la puerta del baño. —Ve a buscar al abuelo.

—Papá.

Beomgyu rio. —Está bien, ve a buscar a papá en su lugar.

Lamentablemente Beomgyu sabía que estaría buscando un rato. Kai había ido a trabajar hacía más de una hora. Pasaría un poco de tiempo antes de que volviera. Beomgyu extrañaba a Kai cada vez que salía de su vista, pero uno de ellos tenía que traer a casa el dinero.

—Beomgyu —gritó Ma desde la otra habitación—, tienes una llamada.

—Gracias Ma. —Beomgyu observó a Jisoo entrar en la sala de estar y dirigirse directamente a su abuelo. Entró en la cocina y cogió el teléfono. —¿Hola?

—Wendy se tomó el día libre para ir a la feria de Navidad —dijo Kai—. ¿Quieres venir a la ciudad y ayudarme a pulir mi escritorio?

—¿Con qué? —se rio Beomgyu—. ¿Con mi trasero?

—Sí, más o menos.

Beomgyu se sofocó mientras tragaba. Instantánea excitación inundó su cuerpo, sacudiendo sus rodillas. —Dej... —Se aclaró la garganta. —Déjame ver si puedo encontrar una niñera.

—Estaré esperando.

Beomgyu miró al teléfono cuando Kai colgó. Estaba teniendo dificultades para conseguir que su cerebro funcionara.

—Eh, ¿Ma? —preguntó mientras colgaba el teléfono y se giraba. —¿Estás ocupada?

La ceja de Ma se levantó.
—Tienes una hora.

Eso era tiempo suficiente. Beomgyu corrió y besó la mejilla de Ma. —Gracias Ma.

Se apresuró a la sala. Jisoo estaba sentada en el suelo con Pa, jugando con sus bloques. Se acercó y se agachó. —Hey princesa, papi tiene que ir a la ciudad. Vas a quedarte aquí con la abuela y el abuelo.

Nada... Los bloques eran más interesantes. Beomgyu rio y se inclinó para posar un beso en la parte superior de la cabeza de Jisoo. —Sé buena princesa.

—Saluda a Kai hijo.

—Cómo... no importa. —Beomgyu sacudió la cabeza mientras se levantaba. Nunca entendió cómo Pa y Ma conocían algunas de las cosas que sabían. Estaba empezando a pensar que no quería saber. —Volveré en una hora.

—Que sean dos —dijo Pa—. Tienes que comer también.

Beomgyu se negó a mirar a nadie a la cara mientras salía por la puerta delantera hasta su coche. Sabía que su cara estaba roja como un tomate. Comenzó a reír mientras se subía a su jeep y se dirigía por el camino a la entrada. La vida con los Kim era sin duda interesante. Todavía podía recordar lo asustado que había estado cuando se reunió con su hermano Jimin fuera de la heladería y le rogó que lo llevara cuando dejara la ciudad. Escapar de su loco padre había sido el objetivo de los dos. Cómo alguien tan cruel podía ser ministro de la iglesia todavía le sorprendía a día de hoy. Su madre había sido igual de mala. Beomgyu todavía se sorprendía de que él y su hermano mayor hubieran salido con vida. No sólo eso, sino que habían prosperado, encontrando el amor en una familia de rancheros. Bueno, técnicamente, Beomgyu había sido adoptado por esa familia de rancheros y encontró a su amado en la ciudad de Windy Spring. Pero el resultado final había sido el mismo. Él y su hermano habían encontrado sus almas gemelas.

LA NAVIDAD (Libro VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora