CAPITULO 10

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Taehyung esperó a que la casa se calmase antes de deslizarse fuera de la habitación de invitados en la que había sido colocado y sigilosamente fue por el pasillo hasta la habitación en la que había sido puesto Seokjin. La necesidad de ver al hombre y sentir sus fuertes manos sobre su piel, era todo en lo que había pensado Taehyung desde que salió del establo. Sabía que esto era probablemente sólo una aventura para Seokjin, pero tanto como eso hacía doler su corazón, tomaría lo que pudiera del hombre hasta que Seokjin se cansara de él y siguiera adelante. Era bastante incapaz de hacer nada más. Se había obsesionado con un hombre que no podía mantener. Taehyung golpeó suavemente cuando llegó a la habitación de Seokjin. Cuando no recibió respuesta, giró la manilla y empujó la puerta abriéndola lo suficiente como para deslizarse dentro de la habitación. Tal vez Seokjin estaba dormido. Taehyung podía pensar en más de una manera de despertar al guapo hombre.

—¿Seokjin? —susurró, sus ojos buscando en la penumbra signos del hombre sobre el que no podía dejar de pensar.

—¿Siempre entras en una habitación sin invitación?

Taehyung chilló mientras saltaba hacia atrás, con los ojos yendo a las sombras cerca de la esquina.
—¿Seokjin?

—Taehyung.

La respiración de Taehyung quedó atrapada cuando Seokjin salió de la oscuridad, un rayo de luna cayendo sobre su piel. Seokjin sólo vestía sus pantalones, el botón superior desabrochado. Su pecho estaba cubierto de colinas y valles de cincelados músculos gritando por ser lamidos. ¿Había habido alguna vez un hombre más guapo? Algo intenso ardió entre los dos. Taehyung de repente encontró difícil respirar. La anticipación del toque de Seokjin era casi insoportable.

—Quítate la ropa Taehyung —dijo Seokjin en un suave tono que curvó los dedos de los pies de Taehyung.

Su lengua casi se cae de la boca cuando Seokjin comenzó a quitarse sus pantalones. Los dedos de Taehyung tantearon los botones de su camisa. Le llevó tres intentos antes de conseguir deshacer el primer botón, otros dos antes de conseguir sueltos el resto. En el momento en que llegó a la cremallera de sus pantalones, perdió totalmente la concentración mientras veía a Seokjin quitarse sus pantalones y lanzarlos lejos.

Taehyung siguió el tentador y atractivo físico de Seokjin. Era un hombre alto, guapo, con un cuerpo hermosamente proporcionado. La postura del hombre enfatizaba la fuerza de sus muslos, la estrechez de su cintura y la amplitud de sus poderosos hombros. La piel que se extendía a lo largo de todo el cuerpo de Seokjin hacía que Taehyung quisiera lamer al hombre de la cabeza a los pies. El erecto pene que sobresalía del cuerpo del hombre era nada menos que una obra maestra. Maldita sea, el hombre era precioso.

—Ya sabes Taehyung —dijo Seokjin con voz divertida—, toda esta cosa sexual funciona mucho mejor si ambos estamos desnudos.

—¿Qué? —Taehyung frunció el ceño mientras arrastraba sus ojos del perfecto cuerpo de Seokjin hasta su cara.

La divertida sonrisa en la cara de Seokjin le recordó a Taehyung que se suponía que debía estar desnudándose. Sintió que su cara se inundaba de calor mientras se despojaba del resto de su ropa, que cayeron al suelo. Los ojos de Seokjin estaban llenos de deseo, mientras recorrían a Taehyung, que chilló cuando de repente lo agarró y empujó hacia atrás sobre la cama. Apenas había terminado de rebotar en el colchón cuando Seokjin subió encima de él, sujetándole los brazos sobre la cabeza.

—Eres tan condenadamente hermoso habibi.

Las cejas de Taehyung se elevaron.
—¿Yo?

—Sí, tú. —Seokjin rio y se dejó caer hasta que estaban pecho contra pecho, muslo contra muslo, dolorido duro pene contra dolorido duro pene.

LA NAVIDAD (Libro VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora