CAPITULO 1

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—Esta es la última.

Jisoo se giró para ver a su marido depositar otra caja de goma verde en el suelo de madera de la sala de estar. Se rio suavemente cuando Namjoon gruñó y frotó su espalda baja con sus manos mientras estaba de pie.

—Vivirás viejo.

—No si sigo cargando tus cajas de adornos, no lo haré.

Molesta, Jisoo plantó las manos en sus caderas y dio a su marido su mejor mirada de no te burles de mí.
—Sabes que no sería Navidad sin todos mis adornos Kim Namjoon.

—Mujer he estado casado contigo durante casi cuarenta años. Podrías hacer que la Navidad pasase con una caja de zapatos y una bola de hilo. —Namjoon agitó las manos hacia la pila de cajas que contenían los adornos de Navidad que Jisoo había coleccionado durante los años. —No necesitas todas estas cosas lujosas para hacer una fiesta.

Jisoo sonrió a pesar de la confusión de Namjoon. —Contienen nuestros recuerdos.

Metió la mano en la pequeña caja frente a ella y sacó un doblado pedazo de papel descolorido. Lo puso sobre la mesa y lo alisó abriéndolo con cuidado. Había un tapete de encaje acurrucado en el interior del papel.

—Me diste esto en nuestra primera Navidad juntos —dijo mientras mantenía la pequeña pieza de encaje con amor en sus manos. Era una de sus posesiones más preciadas.

—Recuerdo. —La suave risa de Namjoon era tan cálida y ligera como la brisa de verano. —No teníamos nada ese año, apenas un techo sobre nuestras cabezas o patatas en el sótano.

—Sin embargo, encontraste la manera de comprar esto para mí.

Jisoo todavía recordaba lo bendecida que se había sentido cuando Namjoon le dio el pequeño pedazo de encaje blanco entrelazado intrincadamente con flores de color púrpura. La pequeña pieza de tela era tan delicada que a menudo le preocupaba que sólo se desintegraría si respiraba sobre ella demasiado fuerte, pero la había mantenido durante décadas.

—Hyungsik estaba todavía en pañales y Jongin tenía sólo un par de semanas. Pusimos cada centavo disponible en hacer su Navidad especial y a pesar de todo creaste un tesoro aún mejor.

Jisoo sintió que las lágrimas picaban en sus ojos cuando sintió las fuertes manos sobre sus hombros, dándole un suave apretón. El caliente cuerpo del hombre que había permanecido a su lado durante tantos años se presionó suavemente en su espalda.

—Es sólo un viejo pedazo de tela mujer. —Había un sospechoso brillo en los ojos de Namjoon mientras se volvía hacia Jisoo y pasaba los pulgares por sus mejillas justo debajo de sus pestañas.

—No me costó más que un par de horas cortando madera para el viejo Byun.

—Ese hombre tenía dos hijos que podían haber cortado la madera por él. —Jisoo lo señaló con un dedo, su Namjoon tenía un punto débil quisiera admitirlo o no. —No necesitaba que lo hicieras.

—No, tal vez no. —La sonrisa de Namjoon era hermosa como un amanecer. Sus ojos brillaban y estaban tan llenos de amor y afecto que Jisoo sentía que podía ahogarse en ellos. —Pero también tenía una esposa. Sabía exactamente por qué necesitaba ganar un poco de dinero extra.

Cuando Namjoon la miraba con ese brillo en sus ojos avellana, Jisoo sentía como si fuese el universo de su marido. Había estado mirándola así durante casi cuarenta años. Había sido el principal factor decisivo para renunciar a una vida de lujo en Irlanda y venir al nuevo mundo con apenas un centavo a su nombre.

—Nadie me mira de la forma que lo haces tú Kim Namjoon. —La obstruida voz con la emoción apretando su garganta. —Nunca nadie me ha mirado de la forma que lo haces tú.

LA NAVIDAD (Libro VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora