CUATRO

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~ oh si ahh ~ sonidos raros salían de una de las habitaciones de la casa.

Beom quedaba viendo extrañado mientras Tae simplemente cambiaba los canales de la televisión sin encontrar algo interesante para ver.

Tae notó el rostro algo incómodo de Beom.

— ¿Qué pasa Beom? ¿Te incómoda escuchar a mis amigos? No te preocupes siempre son así.

— Ellos... ¿Son pareja?

— Jeje en realidad no, creo que son amigos con derechos o algo así.

— ¿Tienen sexo sin ser nada?! —. Beomgyu estaba sorprendido, su padre siempre le había dicho que solo las parejas casadas podían tener sexo,que tener sexo sin estar casados era fornicación y estaba mal.

— Pues si —. Respondió Tae despreocupadamente.

— Tú… ¿ Haces lo mismo?

Esa pregunta fue rara, Tae no estaba acostumbrado a ese tipo de preguntas, ¿Por qué le sorprendía tanto a Beom? Realmente era algo normal para el.

— Si ¿Tu no?

— Pues no —. Contestó apenado.

Tae quedó viendo a Beom algo intrigado.

— ¿Te gustaría intentar? — Puso su mano en el muslo de Beom acariciando lentamente causando un escalofrío en este.

— No —. Contestó rápido alejando la mano de Tae.

Tae se alejó de Beom y suspiró.

— ¿No me digas que esto te parece algo raro?

— Pues sí, esto es malo.

— ¿Quién eres Beom? No sé nada de ti, no es normal que un chico de tu edad en pleno siglo veintiuno tenga esos pensamientos.

Beomgyu estaba nervioso, ¿Acaso sería descubierto?

— Está bien, te diré algo de mí.

Rápidamente una mentira sobre una vida falsa llegó a la mente de Beom.

— Te escucho —. Tae se acomodó en el sofá para comenzar a escuchar la historia de Beom.

— He sido criado por mi abuela, ella me ha enseñado que solo las personas casadas pueden tener sexo y que las que no lo están y aún así tienen son fornicadoras.

— Beom, las enseñanzas que tu abuela te ha dado no están, mal técnicamente si somos fornicadores pero realmente no le afecta a nadie, lo que importa es que quieras hacerlo si alguien te obliga si está mal pero si quieres no hay problema.

El cerebro de Beom voló y también todo lo que su padre le había enseñado, Tae tenía razón fornicar realmente no era algo malo o al menos no afectaba a nadie, pero aún así era algo extraño para el.

— Bueno, quizás… tengas razón.

— Si y tranquilo no quiero obligarte a hacer algo que no quieres.

— Gracias.

— Cambiando de tema, has mejorado mucho en los entrenamientos ya hasta te puedes defender más.

— En serio! —. Los ojitos de Beom brillaron.

— Si pequeño, dentro de poco ya podrás competir.

— ¡Yes! —. Celebró con euforia.

Tae solo sonrió al ver la reacción de este.

Ya habían pasado varias semanas desde que Beom comenzó a entrenar junto con Tae y todas esas semanas fueron emocionantes y satisfactorias para Beom, se sentía muy liberado y cada que entrenaba o iba con los chicos al parque sentía la adrenalina recorrer sus venas.

Oxígeno (Taegyu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora