QUINCE

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Tres horas antes:

Yeonjun se encontraba en el jardín disfrutando la vista mientras tomaba su cóctel mexicano favorito una margarita y escuchaba algo de jazz, todo estaba bajo control en el negocio o al menos eso pensaba.

Yeonjun recibió una llamada, tensó el rostro al ver de quién se trataba; era su padre, este aún seguía en América, decidió tomar unas pequeñas vacaciones allá y el hecho de que llamara no era buena señal ya que si este estaba en descanso en otro lugar no hablaba ni para decir "hola".

— Bueno? Padre?

Tenemos problemas Choi Yeonjun.

"Problemas" la palabra que Yeonjun más odiaba, su tranquilidad se esfumó en un segundo.

— Qué pasa? — dijo con el semblante serio.

Uno de nuestros mejores socios japoneses recibió diamantes falsos, el piloto que estaba encargado de llevar los diamantes a su destino huyó y probablemente junto con los verdaderos diamantes.

« Mierda » Yeonjun tumbó al suelo su cóctel y desordeno su cabello con desesperación.

— Pero cómo mierda pasó eso? Los diamantes siempre son bien inspeccionados.

Esa es la razón por la que sospechamos del piloto.

— No te preocupes padre, me encargaré de todo, sabes que nunca fallo en esto.

Lo sé hijo, pero esta vez es de mayor importancia okey, el señor Yamamoto Kenzo es de nuestros más importantes socios, el es el que se encarga de comercializar nuestros diamantes por la mayoría de países de América y Europa, no podemos perder a este socio.

El semblante de Yeonjun estaba pálido y no por temor a no encontrar al traidor y los diamantes, realmente eso era demasiado fácil, lo que realmente preocupaba a Yeonjun era no volver a conseguir la confianza del señor Yamamoto.

Yeonjun llamó a dos de sus más confiables guardaespaldas, Kom y Tom y les explicó el nuevo trabajo. Kom era un chico alto, fornido, tenía el cabello negro y largo, por otra parte Tom era más bajo y delgado, tenía puesto unos anteojos y era el cerebro del equipo.

— Esto será pan comido — dijo Tom viendo la tablet la cuál mostraba la ubicación del posible traidor.

Yeonjun simplemente sonrió ladino y se relamio el labio satisfactoriamente mientras sus ojos se llenaban de maldad.

— Vamos allá — dijo Yeonjun acomodándose su traje.

Kom y Tom fueron detrás de él para prepararse para el nuevo viaje.

En el camino Yeonjun les iba diciendo lo que tenían que hacer paso por paso mientras que estos prestaban cuidadosa atención a sus palabras.

— Okey entonces Kom prepara a nuestros hombres, Tom revisa bien la ubicación y pide que preparen el Jet.

Ambos asintieron y se pusieron en marcha, mientras tanto Yeonjun fue a la oficina para hablar con el señor Yamamoto y asegurar entregar los verdaderos diamantes.

— Todo listo? — preguntó Yeonjun en la pista de despegue donde ya se encontraba el jet listo para despegar.

Todos asintieron y subieron, en la mente de Yeonjun solo se reflejaba la manera en la que castigaría al traidor, sonreía pensando en como se divertiría, junto a el llevaba dos cajas de madera, una más grande que la otra, Kom y Tom ya sabían para que utilizaría ambas y sonrieron con malicia.

El jet se dirigía a Busan, el piloto había huido hasta Busan, a decir verdad fue rápido, considerando que escapó de Japón con los diamantes para volver por su familia, una desición muy estúpida.

Oxígeno (Taegyu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora