La Casa de Los Pecadores.

Nathan Harper: III

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«- ¿Qué fue lo que hiciste? -»

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Habían empezado a ser los mejores días de mi vida, porque comenzaba a sentirme libre. Tenía a Mara conmigo, tenía a mis padres, Heather y a mis amigas.

Solo faltaba Olivia, pero sentía como poco a poco lograba ser feliz de nuevo.

¿Será que porfin...?

Tal vez podré ser feliz.

- ¿Cómo va todo con Amara? - Me pregunto Lily mientras caminábamos. En un año, podría tener mi licencia de conducir y podría llevarlas a casa, a ella y a Sam, en mi auto.

- Estamos bien, bastante, de hecho.

- ¿Es cariñosa contigo?

- Lo es, pero creo que yo lo soy más.

- Siempre has sido así, no me sorprende que la sofoques.

- ¡Oye!

Seguimos hablando un rato más, hasta que llegamos a mi casa. La de Lily quedaba un poco lejos de la mía, así que debíamos despedirnos.

- Adiós, Lil.

- Te veré luego, Nathan.

Me di la vuelta para entrar, saque mi llave pero se me olvidó lo más importante.

Cerrar la puerta.

¿Cómo podía hacerlo después de lo que ví?

Al entrar a casa, lo primero que ví fue a Heather, tenía los ojos cerrados y arriba de ella estaba un chico. Ella parecía inconsciente pero tenía su camisa entreabierta. Pude entender al instante lo que estaba sucediendo.

Maldito...

- ¡Hijo de perra!

Me acerque rápidamente a él y lo tire al suelo, el al verme intento defenderse pero fue inútil, comencé a pegarle sin control.

Ver aquello me había asqueado en absoluto, sobretodo porque había sucedido en nuestra casa. ¿Cómo se atrevía a intentar lastimar a mi hermana en mi casa?

Una vez no pude salvar a Olivia.

No sería lo mismo con Heather.

Me levanté de encima de él con mis manos manchadas de sangre, sabía exactamente dónde buscar. En el tercer gabinete del estante había un martillo, uno que utilizaba Papá.

Volví a colocarme encima de él, podía sentir el odio recorriendo cada parte de mí, podía sentir como había perdido la cordura durante unos segundos. Empecé a golpear su cabeza sin tener en cuenta nada. La sangre que salía de su rostro me llenaba de satisfacción, por lo que yo mismo había sentido al verlo encima de Heather.

Sangre.

Golpes.

Odio.