Capítulo 22.

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- Noah, extraño mucho a _____, no sé por qué no quiere venir a la escuela. Sé que el estúpido de Logan la hirió demasiado, pero se está perdiendo de muchas cosas -Dice Anabelle-

- Amor, ella regresa ya el lunes -Le da un corto beso y ella sonríe- me encontré a su madrastra en el centro comercial y dijo que regresaría ya este lunes, no desesperes -Pasa un brazo por su hombro-

- No sé cómo no me di cuenta de lo grandioso que eres Noah -Le da un beso y ambos sonríen-


Narra la escritora:

Anabelle decidió darle una oportunidad a Noah, pues se dio cuenta de que era un chico demasiado lindo, caballeroso y podía verlo todos los días. Dustin le gustaba cuando él seguía en tercero, pero dejaron de verse, de llamarse y ella podía salir con quien ella quisiera. 

Llegó el día lunes, un día para comenzar tu vida nuevamente, ser fuerte y sin Logan a tu lado. 

Te levantaste, tomaste un jeans negro y una blusa a rayas de manga larga, un suéter azul marino de botones, y unas botas cortas color café claro. Te maquillaste sólo un poco y bajaste. Fuiste a la cocina y tu madre ya estaba esperándote, tenía tu desayuno preparado.  


- Buenos días mi niña, te preparé el desayuno -Dice con una hermosa sonrisa, le sonríes tristemente- 

- Gracias mamá -Te sientas y comienzas a comerte los waffles de banana con crema de maní- 


No podías evitar sentirte mal al pensar que tu familia se portaba demasiado bien contigo, porque creías que sentían lástima por ti y por lo que te ocurrió; pero la realidad era que sólo querían lo mejor para ti y ¿cómo no preocuparse? Querían que estuvieras bien y que nada te sucediera. 

Le dijiste a tu madre que te irías en autobús a la escuela, ella entendió y no le quedó de otra más que resignarse. Llegaste a la escuela en veinte minutos y entraste, todo era como antes; algunas personas te saludaron preguntándote cómo estabas y sólo te limitabas a decir que bien. 


- ¡_____, hola! -Saluda Anabelle cuando te mira y te da un gran abrazo. Respondes a su abrazo pero sin mucho entusiasmo- 

- Hola Ana, me da gusto verte -Dices con la voz bajita, pues  se te había hecho un nudo en la garganta- 

- Te extrañamos mucho -Llega Leila y se une al abrazo- 

- De verdad, tonta -Ríen levemente las dos, menos tú. Te separas de ella e intentas demostrarles que estabas bien con una sonrisa, pero te salió fatal- 

- Aunque mejor te hubieras esperado a que entráramos hasta últimos de enero, para que descansaras mucho -Dice Leila- ya casi estamos a navidad, por cierto, ¿con quién pasarás navidad?

- No me había puesto a pensar en eso -Caminas con ellas- chicas, tengo que ir con la psicóloga, también necesito ver lo de las tareas y trabajos que no hice por faltar dos semanas, las veré al rato, ¿vale? -Las miras y ellas asienten, luego se meten al salón correspondiente- 


Narras tú:  

Toqué la puerta, y escuché un ''Pase'', era la primera vez que requería ayuda especial, pues nunca en mi vida había venido con una psicóloga. 

Me preguntó mi nombre, en qué grado estaba, mi edad y esas preguntas básicas que te hace cualquier doctor.  Luego me empezó a preguntar que por qué estaba aquí, que ya le habían hecho un reporte de que yo vendría, pero necesitaba saber el motivo. 

Novio posesivo y controladorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora