+48 Hours With You (Yeongyu ver.)

Capítulo 3: Qué Llevas Puesto?

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Tan pronto como la puerta pintada de la habitación del motel se abra, Beomgyu sabe que no va a dormir profundamente esta noche. No está seguro de cuál debería haber sido su primera pista, tal vez fue la luz medio parpadeante azul y roja del Motel 48 en Kumi lo que debería haberlo alertado o la empleada de la recepción que parecía estar escondiendo algunos secretos.

Cuando Beomgyu y Yeonjun se acercaron por primera vez a la recepción del pequeño vestíbulo, que olía vagamente a moho, sus ropas se arrugaron en el camino y su actitud se resintió, la empleada con el uniforme del Motel 48 apenas les había levantado la vista, no se molestó en mirar desde su ordenador hasta que Yeonjun y el estuvieron directamente delante de él.

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—Hola— Yeonjun había dicho, su voz tomando un tono cauteloso pero educado que, Beomgyu recuerda haber pensado, que el habría apreciado escuchar a lo largo de sus ocho horas de viaje ese día —Quisiéramos dos habitaciones, por favor...

—Aquí— El chicle de la asistente se le rompió en la boca cuando se puso detrás de sí mismo y agarró una vieja llave con una humilde etiqueta de plástico rojo de una pared de clavijas vacías —Cama de matrimonio, la primera puerta a la izquierda, les vendrá bien a los dos...

—Um, no...— Yeonjun aclaró su garganta en voz alta mientras sacudía ligeramente la cabeza —Necesitamos dos habitaciones— Finalmente, el asistente miró hacia ellos, sus ojos escudriñando a Yeonjun antes de Beomgyu. Este último había tirado conscientemente de
su jersey a su alrededor, ya que había algo en los ojos de la asistente que le había molestado.

—No tengo dos habitaciones, solo me queda una habitación, ya que todo lo demás está reservado— Yeonjun había echado un vistazo a Beomgyu entonces, y el sabía que sus pensamientos reflejaban los de el: no había manera de que compartieran una cama de matrimonio.

De ninguna manera en el infierno, apenas habían sobrevivido ocho horas en el mismo coche sin que uno de ellos los llevara al precipicio. Si Beomgyu tenía que compartir la cama con Yeonjun, aunque fuera sólo una noche, probablemente terminaría asfixiándolo mientras duerme antes de que el primer ronquido dejara su odiosa boca.

—Esa no es realmente una opción— Beomgyu había dado un paso al frente, cruzando sus brazos alrededor de el mientras los ojos de la asistente la sondeaban de nuevo —No
hay algo...?

—Mire, le estoy diciendo lo que hay disponible— los ojos de la asistente continuaron parpadeando entre su cara y su abdomen, haciendo que la piel de Beomgyu se arrastrara cada vez más con cada palabra que caía de su boca llena de chicle —La habitación podría tener una silla de extracción, algunos la tienen, pero no podría decirte cuál. Ahora, ¿quieres compartir la habitación con él o no? Si no quieres compartir, entonces podría intentar encontrar otra cosa para ti...

Antes de que Beomgyu tuviera la oportunidad de responder a la sugerencia lasciva, Yeonjun ya estaba dando un paso adelante, su cuerpo se inclinaba protectoramente frente al suyo. El vio desde atrás como sus anchos hombros se cuadraban bajo su camiseta negra, sus omóplatos se flexionaban mientras se enderezaba hasta su altura total, cuando Yeonjun respondió, su voz era tan firme como oscura, sin el tono educado anterior.

—Tomaremos la habitación— Había dicho fríamente, metiendo la mano en su bolsillo trasero para sacar su cartera antes de tirar unos cuantos billetes en la recepción —Gracias por la ayuda.

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Sí, Beomgyu piensa, todo eso debería haber sido una señal del estado de la habitación del motel en la que ahora se encuentran parados. El mismo olor a moho del vestíbulo los rodea, impregnando cada centímetro de aire que el respira, el polvo parece cubrir todas las superficies también, con gruesas capas de él cubriendo la televisión y el stand de décadas de antiguedad, la pequeña mesa de café, la repisa de la ventana a su derecha y para su alivio, hay un pequeño sillón en la esquina, que debe ser el tirador que la asistente había mencionado.