—¿Hola?—Escuché una voz aproximándose por uno de los pasillos. Como pude me sequé las lágrimas de las mejillas tratando de encogerme lo máximo que pudiese contra la máquina de hielo.¿Qué coño hacía alguien en la tercera planta? Se supone que estaba completamente desocupada, de ahí escogerla como escondite.
Pretendía quedarme en silencio y pasar desapercibido, secarme las lágrimas era un reflejo, ni siquiera servía como precaución porque mi cara seguía roja e inflamada.
Unos pasos se aproximaron hasta donde yo estaba encogido y en poco tiempo unos zapatos de tacos se asomaron.
Quien fuese que estuviese delante de mí no dijo nada al verme tirado en el suelo. No quería levantar la cabeza por no hacer más obvias mis lágrimas pero escuché un suspiro y después el sonido de la tela deportiva de la equipación frotarse entre sí.
La persona se había agachado hasta quedar a mi altura, entonces sentí como una mano se colaba entre mi flequillo y lo apartaba cuidadosamente tratando de colocármelo detrás de las orejas.
Vergonzoso, pero yo era tan vulnerable... Me dejé hacer.
—¿Qué pasa, chico?—Preguntó una voz que reconocí al instante.
Yo sorbí mis lágrimas apartando un poco la cara para intentar inútilmente conservar un poco de dignidad.
—¿Qué haces aquí?—Pregunté yo en cambio intentando evitar el tema.
—El mister me ha mandado a por hielo.—Dijo señalando la máquina de hielo con la cabeza.
—No funciona.—Declaré.—En la cocina tienen sacos fríos.
—Lo sé.—Respondió arrastrándose con torpeza hasta sentarse a mi lado.
Silencio. Durante el tiempo que duró traté de respirar con calma y sacar de mi cabeza la imagen de Pedri. Eso que pareció eterno fueron apenas segundos.
—Te buscan.—Dijo.—El staff.—Yo no respondí pero escuché.—Pedri...
La forma en la que lo dijo, hizo que se me erizasen los pelos de la nuca. Sugerente. Seguí sin mirarle.
—Gavi- —Quiso hablar, pero le interrumpí.
—Alvaro. ¿Qué haces aquí?—Volví a preguntar.
—Ya te lo he dicho.—Respondió.
—No.—Repliqué yo.—La verdad. ¿Qué haces aquí?
Él suspiró, sentía su mirada clavada en la mejilla y no podía resultar más incómodo, pensaba mucho antes de hablar, como preparándose para ser gentil y acertivo con sus palabras.
—Yo también te he estado buscando.—Dijo.—Parece que se me da mejor que a los demás.—Rió un poco para alivianar el ambiente, lo que no fue muy útil porque contra mi propia voluntad sorbí mis lágrimas en un intento mudo que terminó por ser muy ruidoso.
Alvaro calló. No quise decir nada para no ponerme más en evidencia, era consciente de lo temblorosa que estaba mi voz.
Su mano se apoyó en mi espalda y trazó círculos en ella con la palma abierta, como quien anima a un bebé, el gesto me hizo cerrar los ojos y poco a poco relajarme hasta volver a una postura más natural, dejando que finalmente me viese de perfil. No necesitaba más para mostrarle mi estado.
—¿Qué te pasa?—Preguntó, no de forma inquisitiva, más bien lastimero, con genuina pena, pronunciado de forma pausada y suave.
¿Qué podía responder? Ni siquiera yo sabía qué era lo que me pasaba. No sabía si el dolor en mi pecho lo causaba el sentimiento de traición que sentía de Pedri o las crueles palabras que me habían azotado hacía apenas minutos y que en su momento no había tenido tiempo de procesar debidamente.
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Andromeda || Gavi & Pedri
Fanfiction𝗦𝗨𝗠𝗔𝗥𝗬 Ha llegado la hora de que las jóvenes promesas Pedri y Gavi enfrenten el mundial, y con esta nueva experiencia también llegan sentimientos que no eran conscientes que podían sentir y que no creen poder llegar a entender. Sentimientos q...