𝗖𝗮𝗽 𝟴. Procura no alejarte.

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Dicho y hecho, al día siguiente, después de mucha insistencia a Luis conseguí un permiso para comer con Pedri en la habitación. No sin antes tener que darlo todo en el entreno de mañana, algo que se me complicó por estar constantemente pensando en la primera sesión de fisioterapia de Pedri.

Quiero decir, todo lo que deseaba era que él no sufriese dolor y se recuperase bien, sé que le había convencido de que los días pasarían rápido pero la verdad es que me dolía tener que verle en cama, sobre todo por el hecho de que me preocupaba no cumplir las expectativas de la selección y llevarnos a octavos de final, eso sería el fin.

Que Pedri nos viese perder la oportunidad de ganar sin poder hacer nada para remediarlo sería devastador, para ambos, yo no podría mirarle a la cara y me sentiría infinitamente avergonzado. Él... Bueno, ni siquiera sé cuál sería su reacción.

Por eso intenté con todas mis fuerzas olvidar el tema de la fisioterapia y centrarme en el entreno como era debido, esperaba que los entrenadores confiaran en mí.

—Lo siento.—Dijo Pedri sacándome de mis pensamientos.

Estábamos los dos sentados en la cama, él apoyado contra el respaldo con varios cojines bajo el culo y yo contra la pared, de cara a él con las piernas cruzadas. Ambos teníamos bandejas de comida sobre el regazo

—¿Qué?—Pregunté sin entender sus disculpas.

—Ahora que comes conmigo aquí arriba no puedes elegir tu comida, y la que nos dan apesta.—Dijo riendo, como si realmente no se compadeciese para nada.

—¿Sabes que yo sí puedo levantar el culo de la cama para bajar a comer comida buena? —Argumenté como amenaza vacía, la pereza me vencía.

—Pero no lo vas a hacer... ¿No?—Dijo mirándome tenso.

Yo solo reí dándole una palmada en la rodilla y cogí el tenedor de la bandeja para miguear el trozo de salmón soso del plato.

—Además, yo también puedo levantar el culo de la cama, no me subestimes.—Volvió a decir después de tragar comida.

—Es verdad tío, ¿que tal la sesión de fisio? —Le pregunté, no es que me acordase en ese momento, la verdad es que llevaba un rato pensando en ello pero en el fondo me asustaba a donde podía dirigirse la conversación si sacaba el tema.

—No puedo decir que bien... La verdad es que me ha dolido un huevo.—Me dijo a lo que yo fruncí el ceño mirándole con pena.—Pero Ari me ha dicho que es normal, me ha ayudado mucho, la verdad es que no se lo he puesto nada fácil.—Rió al recordar la situación, yo le escuché atento porque realmente no se me ocurría que responder.—Bueno, ahora tengo la cadera un poco adolorida por moverme tanto pero la medicación me tiene medio sedado.

Terminó por decir devolviendo la atención a su bandeja de comida, de nuevo Arizona aparecía en nuestra conversación, de alguna forma su recurrente presencia desde que habíamos llegado a Qatar me tenia inquieto.

No quería darle muchas vueltas porque pensar en ella resultaba entrar en un dilema mental, era como un laberinto al que no le encontraba salida, al final el hilo de pensamientos siempre era guiado por una latente visión de Pedri de la que no podía deshacerme, empezaba a creer que yo era el problema, de verdad que no había explicación a aquello que sentía.

Cuando quise apagar mi mente no supe que decir así que solo jugué un poco con la comida, al final había sido yo quien había sacado el tema así que quise ignorar las menciones menores y centrarme en la recuperación de Pedri.

—Te acompañaría a alguna sesión si no las tuvieses justo a la misma hora que los entrenos.—Le dije un poco apenado.

—No te rayes, tú dale duro a los entrenos que yo estoy en buenas manos.—Me respondió sonriéndome de forma sincera a lo que solo pude asentir resignado.

Andromeda || Gavi & PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora