Andromeda || Gavi & Pedri

𝗖𝗮𝗽 𝟱. La calma antes de la tormenta.

Cuando desperté al día siguiente me encontré con la cama vacía, por un momento temí haberlo imaginado todo pero el trozo de tarta en la mesita de noche corroboraba lo contrario.

Me incorporé y cogí el móvil buscando respuestas, lo primero que vi al abrirlo fue una notificación de Gavi.

«Bajo a desayunar, te esperamos todos en el comedor»

Entonces sonreí y no pude evitar recordar lo mierda que había sido con Gavi, vale, era cierto que habían pequeños comportamientos con él que podía erradicar para evitar confusiones pero lo que le hice el día pasado no tenía nombre.

Ni siquiera lograba entenderme en ese momento, ¿por qué le hice pasar ese mal día al pobre Gavi? Fui un desgraciado y ni siquiera sabía cómo Gavi pudo perdonado con tanta facilidad.

Vi la cagita abierta con el anillo en la mesita de noche y no dudé en cogerlo y ponérmelo, quería que Gavi supiese lo feliz que me hacía ese regalo y por eso merecía ser lúcido, el día prometía, desde luego, decidí dejarme de tonterías y dejar que las cosas fluyesen, ya vi que cuando me rayaba demasiado pensando todo solía terminaban mal, y solo necesité un día para comprobarlo, no quería tener que volver a vivirlo.

Me puse un chándal de la selección y después de lavarme los dientes y asearme un poco bajé a desayunar, mientras bajaba recordé a Arizona, quería pasarme más tarde por la sala de fisio para ver si me la encontraba, quería arreglar un poco todo lo que cagué el otro día y sabía que Ari merecía una explicación, después de todo no había sido justo con ella dejándole tirada sin explicación cuando los cables se me cruzaron.

Estaba por cruzar el umbral del comedor cuando unos cánticos me sorprendieron, todos al verme entrar corearon el cumpleaños feliz más estruendoso que había escuchado, más incluso que el de la noche de la victoria del primer partido, dirigí la mirada a mi mesa de siempre y me encontré con los chicos sonrientes cantando junto a los demás, aunque de entre ellos destacase la brillante sonrisa de Gavi.

De repente estaba un poco avergonzado e inconscientemente jugueteé con las manos dándole vueltas a mi nuevo anillo, no estaba acostumbrado a llevar joyas así que por sí solo llamaba la atención de mi propio subconsciente y lo manoseaba con frecuencia.

Cuando llegué a la mesa fue que la canción terminó.—¡Vamos, ven aquí! —Dijo Ansu juguetonamente pasándome un brazo por el cuello y casi ahorcándome en modo de felicitación.—¿Qué, hoy ya estás de humor?—Yo reí avergonzado por la pregunta, no me enorgullecían mis días malos.

Me senté junto a Gavi dando por respuesta la pregunta y Ansu no perdió tiempo en volver a hablar.—Perfecto, porque no tuvimos tiempo de hablar de la fisio rubia ayer.—Dijo frotando las manos como un jodida mosca sobre mierda.

—Oh, vamos...—Dije riendo suplicante.—¿Qué hay que hablar de eso?

—No sé, tú nos dirás.—Dijo esta vez Nico.

—No hay nada que contar.— Respondí en primera instancia pero todos se inclinaron sobre la mesa esperando más explicaciones así que bufé y les di lo que querían.—Se llama Arizona y es una muchacha súper simpática, podríais acercaros a conocerla, dice que se aburre mucho durante el día.

Ansu casi... ¿Aulló? —Pues a no ser que me rompa un pie a propósito poco trabajo le puedo dar, jeje.—Dijo agarrando su taza de café y dándole un sorbo.

—¿Sabéis que podéis recibir masajes cuando queráis? —Terminé por decir, no iba a ser tan egoísta como para guardarme la información para mí solo, ademas así les daba entretenimiento a Ari y demás fisios.

—¡¿Como?! ¡¿Desde cuando?!—Preguntó Ansu.

—Desde siempre.—Respondí riendo.—Lo que pasa es que supongo que ningún miembro del staff creyó que seríamos tan tontos como para no saberlo desde un inicio.