𝓻𝓾𝓷𝓷𝓲𝓷𝓰

23 3 2
                                    

No hubo tiempo para nada, debían irse a más tardar mañana. Entro en tromba a su vieja casa y saco de debajo de la cama la gran maleta que contenía sus posesiones más preciadas. Algo de ropa, su cepillo de dientes, el cargador de su teléfono, fotos, sus libros favoritos, cosas que le habían regalado sus amigos, cosas que le había dado Prince, algunas botellas de agua y paquetes de galletas saladas, y dinero. Pero dudaba del dinero, no sabía si le serviría de algo allí afuera.

Quizá ahora solo fuera papel sin valor alguno.

Se metió a la ducha de su casa y se dio un baño rápido. Es verdad que la libertad y la presión apremiaban a partes iguales, pero no podía permitirse presentarse delante de sus amigos (Y Prince, ay) apestando a alcantarilla. Una vez hecho, tomo su teléfono, las llaves de su casa y se dirigió a la puerta de su hogar.

Pero primero desconecto todos sus aparatos electrónicos, y se despidió de sus plantas. Aun en el alfeizar, miro hacia atrás y extraño su vida. Su sucia, pequeña e incomoda vida, pero era suya al fin y al cabo.

No volvería a ver su casa nunca más. Y todos esos sentimientos lo estaban abordando ahora mismo. No había pensando en que tan grande seria la carga ahora que era el momento.

– Prince, piensa en Prince – Se dijo así mismo.

Pero por si acaso, volvió a dentro y le tomo una foto a cada habitación que poseía, y luego, a la casa por todas partes. Así quizá, cuando se encontrará en un lugar mejor, podría reconstruirla y vivir de vuelta en ella. Seria como si nunca se hubiera ido.

Cerro la puerta principal con llave.

Y aguanto las lagrimas al caminar por la calle y observar de reojo a sus vecinos, ignorantes del camino hacia la libertad que él había trazado y debía guardarse. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝙖𝙡𝙘𝙖𝙣𝙩𝙖𝙧𝙞𝙡𝙡𝙖𝙙𝙤 (𝙋𝙞𝙘𝙤𝙋𝙖𝙞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora