𝓲𝓼 𝓷𝓸𝓽

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Corría por el camino de cemento terco y tinieblas. Apenas y había cambiado sus ropas ¨elegantes¨ por unas simplonas. Ahora, para fijarse mejor, se había llevado una linterna consigo. Alumbraba a cada parte de los túneles y el le devolvía la mirada. Solo el túnel y él.

¨Quiero pasar el resto de mi vida con ella. Quiero llamarme su esposo, eso quiero¨ Le había dicho Blue cuando pidió una razón para hacer una boda apresurada. En su momento le pareció cursi, pero ahora podía entenderlo ¿No era esa también la razón por la cual no se dignó a morir sin pelear? Porque amaba, porque quería y porque la felicidad y existencia de otra persona le importaba tanto como la suya.

A veces, escuchaba el rumor del mar cuando doblaba una esquina, sin embargo, siempre se convencía de que era su imaginación solamente. En todas las ventanas que le permitían ver la vida humana, nunca había reparado en que estuviera a la orilla del océano. No creía que fuera posible, debía de ser una ciudad cerrada como todas las demás, pero no tan horrible como la suya.

¨Corre, corre, corre. Busca¨ Se dijo a sí mismo, observo su reloj, eran las cinco ¿Tanto tiempo ha perdido? Se alarmo un poco y acelero. Se encontró varias veces con caminos sin salida o enrejados demasiado fuertes como para romperlos. A cada esquina y cada negación, su moral caía más rápido.

¨Es un condenado laberinto ¿Qué tal si alguien cae aquí también? No volvería a ver la luz del sol nunca más¨ Pensó, y en cierta parte del camino resbalo con una roca que no vio. Cayó cerca del borde y una de sus piernas golpeo el agua, ocasionándole un escalofrió. La quito de inmediato y la sacudió con frenesí. A saber qué clase de bichos tiene esa agua turbia.

Camino un poco más pero la húmeda sensación en su extremidad lo hizo recobrar el aliento un momento. No solo por la carrera, si no también por el susto.

Miro al cielo raso, en una zona en la que no había sumideros que le permitiesen una luz natural.

Quizá decir algo, quiso gritar y no pudo. No había a quien maldecir, no había a quien culpar. A pesar de que no le gustaba la idea para nada, lo entendía. Se tomó la cabeza con desesperación, cubrió sus ojos y se encogió.

Seres como él, como sus amigos, como Prince; eran altamente inestables y peligrosos. Su eliminación no era solo por las tierras, también era por el peligro. Si con su extinción se evitaban miles de muertes inocentes, entonces debía de ser correcto.

Jugueteo con la luz de la linterna sobre el agua, como subía y bajaba con las diminutas olas. Unas cuantas ramitas, hojas y envolturas paseaban frente a él. Iban a todos lados y él, a ninguno.

Palos, ramitas, piedras, hojas y envolturas. Y algas.

¿Algas? Pico la vio alejarse y agudizo el oído. El rumor del mar, otra vez. Como si lo llamara ¿Se tratarían de sus instintos animales? No lo sabía, ni le interesaba enterarse. Estaba demasiado lejos de donde solía estar.

Camino a tientas sobre el cemento, sintiendo la planta del pie todavía mojada. Algo incómodo, noto una intersección que no había visto antes y que estaba bastante lejos de él. El hilo fluorescente que traía para guiarse, se acabó. Así que, sin asustarse, saco otro de su bolsillo y lo ato bien entre sí.

Giro lentamente.

Las paredes cóncavas del túnel infinito eran iluminadas muy tenuemente por una luz débil. Tanto así que apago su propia linterna para notarlo mejor. Camino un poco más y doblo a la derecha, a donde el ruido del mar se hacía más grande.

Y así mismo, la luz también.

Su mandíbula cayo, al igual que la linterna que se escapó de sus dedos y rodo hasta la linde del camino, amenazando con caer. Sin embargo, a Pico no podía importarle menos.

Sus ojos solo se fijaban en el enorme agujero del que emanaba la luz y un fuerte viento helado. A su nariz llego el aroma del mar, que ahogo la pestilencia del drenaje. No podía ver tan bien de lejos, así que empezó a avanzar.

¿Era esto un sueño? No lo creía, todo era mucho más real que su fantasía de hace unas horas atrás. Reviso su reloj solo un momento, ya eran las seis de la tarde.

A medida que se acercaba lograba notar mejor los detalles. El túnel parecía desembocar en un terreno plano con algunas rocas enormes. Más de cerca, pudo notar la arena mojada y el mar manso que la acobijaba. Las paredes del túnel ahora se hallaban con algunos grafitis encima.

Se detuvo a un par de metros de la salida, notando los barrotes de metal que se había desgastado demasiado gracias al agua salada del océano. Estaba perfectamente abierto, para que cualquiera saliese.

Entonces traspaso el umbral y se quedó allí, antes de poner un pie en la arena. No se fijó si había alguien más con él. Ahora tan solo eran el mar, y Pico.

El océano era la criatura más hermosa que sus ojos pudieron haber notado esa tarde.

Sonrió inconscientemente, agarrando con fuerza el cabo de hilo que señalaba su camino. Uno hasta la libertad.

¨Ahora todos estamos a salvo¨ Cerro los ojos y por fin salió a la luz, dejo que diminutas gotas de agua helada le salpicaran el rostro.

𝙖𝙡𝙘𝙖𝙣𝙩𝙖𝙧𝙞𝙡𝙡𝙖𝙙𝙤 (𝙋𝙞𝙘𝙤𝙋𝙖𝙞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora