las cosas que forman al monstruo .

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-imposible". Spider-Man Hablando.

-por un demonio .Pensamiento de personajes.

-no puedo seguir así. Pensamientos de Spider-Man

-haré lo que tu me pidas. Personaje hablando.

Ningún personaje de la serie love is war o Spider-Man me pertenece.

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Kendo se colocó el casco y el chaleco a prueba de balas mientras descendía del helicóptero junto a sus colegas. Era su quinto encargo en Afganistán, y el más arriesgado de todos. Su objetivo era infiltrarse en un campamento enemigo y liberar a unos cautivos que habían sido secuestrados por un grupo extremista. Kendo era consciente del gran peligro que suponía la operación, pero tenía fe en sus capacidades y en las de su escuadrón. Eran la élite del ejército japonés, adiestrados en el arte del kendo, la senda de la espada.

Mientras se acercaban al campamento, Kendo revisó su equipo y su arma. Llevaba una katana especial, diseñada para cortar cualquier material con facilidad. Era el arma distintiva de su unidad, que combinaba la tradición milenaria del kendo con la tecnología más avanzada. Kendo sentía un profundo respeto por su katana, que le había salvado la vida en más de una ocasión. La sujetó con firmeza y se preparó para el asalto. Sabía que no podía fallar. La vida de los rehenes y la honra de su país dependían de él y de sus compañeros.

-¿Están listos? ,preguntó Kendo a sus otros tres compañeros, que se encontraban a su alrededor.

-Listo ,respondió Akira.

-Listo ,dijo Yuki.

-Listo ,confirmó Hiro.

-Listo, respondió kato.

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Kendo había practicado el kendo desde su infancia, siguiendo el legado familiar. Su padre y su abuelo habían sido maestros de kendo, y le habían transmitido los valores y las habilidades de esta antigua disciplina. Kendo pensaba que el kendo era más que una actividad física o un arte de combate, era una filosofía de vida. Le había ayudado a forjar su personalidad, su ánimo y su honor. También le había dado una ventaja en el terreno de guerra, pues le permitía dominar el sable de bambú o shinai con maestría y exactitud.

-Recuerda, hijo, el kendo no es solo una forma de luchar, es una forma de ser ,le decía su padre cuando lo entrenaba en el dojo.

-¿Qué quieres decir, padre? ,le preguntaba Kendo, curioso.

-Quiero decir que el kendo te enseña a respetar a tu oponente, a controlar tus emociones, a actuar con decisión y a buscar la armonía con tu entorno ,le explicaba su padre.

-¿Y eso cómo me ayuda en la guerra? ,insistía Kendo.

-Te ayuda a ser un soldado mejor, un líder mejor, un hombre mejor ,le respondía su padre.

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Kendo se sentía orgulloso de pertenecer a la unidad de kaiju del ejército japonés, que era reconocida por su valentía y su eficacia. Sus miembros eran seleccionados por su excelencia en el kendo y su lealtad a la patria. Kendo había pasado por un riguroso entrenamiento para formar parte de este grupo especial, que realizaba misiones de alto riesgo en zonas conflictivas. Kendo sabía que el kendo no solo era un arma, sino también una defensa. Le permitía mantener la calma y la concentración en situaciones extremas, y actuar con honor y justicia.

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