LUKYAN SMIRNOV
Estoy regañando a mi hermano menor porque a cualquier lugar, tiene que andar coqueteando a cualquier chica que se cruce en su camino, y sinceramente me estoy cansando de su estúpido comportamiento. Ni mucho menos aseguro ser un santo, pero hay que saber cuando comportarse.
En ningún momento lo invité a venir porque sabía lo que pasaría, pero me rogó que lo dejase venir e incluso me prometió comportarse, pero parece ser que aún es un puto crío que no cumple su palabra, sólo iba a traer a Roksana conmigo porque mamá la dejó venir siempre y cuando la mantuviese vigilada y también quise que viniese para que disfrutase, y vaya que lo está haciendo.
Gracias a Dios que uno de los dos al menos se está comportando. Roksana no se ha despegado de Amira, la hermana de Asmae Bennasar, quiere también acercarse a la anfitriona de la noche, y veo que le está costando.
Frustrado me giro para volver al salón, pero todas las luces se apagan, alertado llevo mi mano a la funda de mi pantalón donde siempre llevo guardada mi beretta, Jasha a mi lado busca desesperado alguna amenaza.
Unos faros se encienden en una zona apartada del local, todo el mundo se acerca intrigado, incluídos nosotros, busco a Asmae, pero no la encuentro por ningún lado.
— Dejaré de ser un don juan, cuando usted querido hermanito, el Pakhan de la Bratva, deje de babear por la esposa de tu querido amigo — gruño en respuesta porque ambos sabemos que eso no es cierto, o al menos la última parte.
Ya son cinco años en los que tengo en el punto de mira a Safouan Bennasar, eso incluye a su conquista en ese momento y su ahora esposa Asmae. Nunca fue alguien santo de mi devoción, eran nuestros primeros negocios juntos, pero comencé a sospechar cuando la mercancía me comenzaba a faltar.
Empecé a investigar y ahí lo supe todo, él iba robando mi mercancía poco a poco, nunca quise decir nada para ver a dónde quiere llegar con todo esto. Tengo a uno de mis hombres infiltrado, lleva cuatro años y hace poco de un mes me avisó que pretendía distraerme invitándome a la inauguración de su esposa y poder robar mi mercancía que llegaría aquí a España.
Otra persona que no me quito de la cabeza es a Asmae, lo único que sé es que no pudo dejarla volver a vivir en otra mentira.
Un hombre bien trajeado interrumpe mis pensamientos, sube al pequeño escenario de un salto, sujeta el micrófono y comienza a hablar.
— Señores, señoras y señoritas, de ante mano, de parte de nuestra anfitriona Asmae Bennasar, nunca se cansará de agradecer por vuestra presencia aquí con nosotros. Seré breve y preciso, esta noche nos ha querido endulzar, aún más la noche, porque perdonad que os diga... un gran aplauso para la señora Bennasar, ¡Menuda noche! — la gente aplaude eufórica — disculpad, que me desvío, como iba diciendo organizó un pequeño desfile de su primera colección, esperamos que os guste.
Baja del escenario y se para junto a la familia de Asmae y la familia de su marido, parece ser que nadie sabía de esto, ya que su abuela junto con su suegra, se limpia las lágrimas.
Una canción árabe suena por los altavoces y la gente vuelve a aplaudir, su hermana Amira silva eufórica, mi pecho se infla del orgullo, de saber que aún hay gente a su lado, vuelvo la mirada a mi hermana y me doy cuenta que no le quita el ojo a la hermana.
— ¿Es esa la chica por la que hemos venido? — le pregunto, él asiente sin apartar la mirada de ella.
Nuestro médico personal se nos jubila dentro de unos meses, el señor Sokolov es un amigo de la familia y prácticamente lo he obligado a renunciar, a sus 70 años sólo tiene que disfrutar de él y cuidar de su salud.
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Una víctima más
RomantikLe era imposible olvidarse de aquel día, para ser exactos, de aquella noche, en la que comenzó toda su desgracia, pero a la vez toda su felicidad. A sus veintitrés años andaba esperando un bebé. Fue humillada, golpeada y abusada, después en un inten...