Capítulo 2

117 16 2
                                    

Anahí caminaba detrás de Christopher hasta que llegaron a una puerta que no le resultaba para nada familiar. Hacía todo lo posible por ignorar los pasos de la persona que venía detrás de ella. ¿Cómo era posible que sus amigos de verdad esperaran que viviera con Alfonso Herrera? A veces pensaba que los que se habían dado un golpe en la cabeza habían sido ellos. Christopher abrió la puerta y dio paso para que Anahí pudiera entrar.

—Bienvenida a casa, Any — dijo este con una sonrisa. Anahí observó su alrededor intentando encontrar algo que le resultara conocido, pero todo parecía ser de alguien más. El espacio era pequeño y habían muchos muebles, muchos más de los que parecían caber. También había demasiados libros por todo lado, como si no hubiera suficiente lugar para acomodarlos. Lo que más extraño le parecía era que vivieran en un lugar así cuando Alfonso Herrera tenía más dinero del que ella siquiera podida imaginar. Siempre habían sabido que su familia era de las más ricas del país, entonces ¿por qué vivían en un lugar donde ni siquiera parecía haber lugar para todo lo que tenían?

—¿Nos estamos mudando o algo así? — preguntó al ver varias cajas en la sala. Christopher y Alfonso intercambiaron una mirada divertida.

—No, en realidad nos mudamos a este lugar hace poco, por eso aún hay varias cajas sin desempacar, pero como ves, tampoco nos queda mucho espacio — Anahí evitó hacer contacto visual con Alfonso y se concentró en el sofá que estaba en medio de la sala. Era bastante feo, de un color verde oscuro que estaba segura que ella nunca habría escogido y parecía tener muchos años. Probablemente era de Alfonso, alguna reliquia familiar que de seguro valía una fortuna por su antigüedad. No le gustaba en lo absoluto.

—¿Por qué está esa monstruosidad de sofá en medio de la sala? Es de las cosas más horribles que he visto mi vida — esta vez Christopher y Alfonso no pudieron evitar reír.

—Dime por favor que puedo estar aquí cuando le cuentes la historia de este sofá — Christopher le preguntó a Alfonso mientras se reía a carcajadas — Es más, podemos hacer todo un evento, estoy seguro de que todos querrán estar presentes — Anahí estaba molesta. No le gustaba que hicieran bromas a sus expensas y no le gustaba ver a Christopher bromeando con Alfonso como si fueran amigos de toda la vida.

—Perdóname si no le encuentro el chiste a mi pregunta, Ucker — dijo más molesta de lo que le habría gustado, pero se sentía frustrada. Se suponía que este tenía que ser un ambiente familiar y no reconocía nada de lo que veía, salvo por unos cuantos libros que eran de sus favoritos. La expresión de Christopher se tornó seria.

—Lo siento, Any. No es mi intención hacerte sentir mal... Además, prefiero reír para no llorar — Anahí suspiró, sabía que su amigo no tenía la culpa de nada y no era justo que la agarrara contra él.

—No, Ucker, perdóname, estoy un poco cansada — fue lo único que se le ocurrió decir.

—Claro, entiendo. Entonces los dejo. Ya sabes, Any, cualquier cosa que necesites, solo llámame a mí o a Dul, ¿sí? Poncho — dijo mientras le daba la mano a este. Por un momento, Anahí quiso rogarle que no se fuera, pero antes de que pudiera decir algo, ya no estaba. Hizo un esfuerzo por ignorar al hombre que estaba tras de ella, apoyado en el marco de la puerta, pero era inútil.

—¿Quisieras un tour por la casa? — ella solo asintió. La guió por un pasillo donde habían tres puertas. Le explicó que una era el baño principal, la puerta de la derecha era la habitación principal, que incluía también un pequeño baño, y la de la izquierda era el cuarto de huéspedes, que habían convertido más en un laboratorio donde él pasaba la mayor parte del tiempo inventando nuevas de combinaciones de productos que vendían en el puesto en el que él trabajaba.

Olvidando el PasadoWhere stories live. Discover now