Capítulo 9

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El sol ya se colaba por la ventana y Anahí abrió los ojos lentamente. Tenía un dolor de cabeza que la hizo querer llorar, quizás había tomado demasiado la noche anterior. No recordaba todo con claridad, solo pequeños vistazos de situaciones, pero... De pronto se levantó de inmediato de la cama. ¿Sería posible que algunos de esos recuerdos fueran reales o eran el resultado de su imaginación? Anahí sintió como el color le subía a la cara y quiso que se  la tragara la tierra. De pronto volteó a ver la mesita de noche que estaba al lado de su cama y vio un vaso de agua y una aspirina. Seguramente él había entrado en algún momento, previendo que ella se iba a levantar con dolor de cabeza. Anahí tomó la pastilla y el vaso de agua y cerró los ojos.

Alfonso siempre siendo detallista con ella. Alfonso. Anahí no pudo evitar que su mente fuera a la noche anterior, ella dormida en los brazos de él, la conversación que lo escuchó tener con Christian, cuando la cargó hasta la habitación y... Anahí tocó sus labios y cerró los ojos recordando las sensaciones y cada sentimiento que había experimentando. Recordó los labios de él, su textura, su sabor y la forma en la que la había acariciado y sintió una corriente eléctrica recorrerle todo el cuerpo. No recordaba haber sentido nunca nada parecido. Era cierto que había sido novia de Kuno varios años, pero sus besos no se parecían en nada a los de Alfonso. De pronto sintió un vacío en el estómago al pensar en que tal vez no podría experimentar esa sensación de nuevo.

Alfonso nunca haría nada que ella no quisiera, tendría que ser ella quien tomara la iniciativa. Se sentía como una adolescente, nerviosa, sin saber qué hacer. Lo irónico era que se trataba de su esposo. Alfonso Herrera era su esposo, en teoría ella debería poder besarlo cada vez que quisiera. Y sin embargo, sabía que ella misma se había encargado de crear una barrera entre ellos. Era normal, no lo conocía, al menos no a la persona que era ahora, pero ya que había podido pasar más tiempo con él y descubrir su ternura, su cariño, su paciencia, Anahí sentía cosas diferentes por él, cosas que nunca pensó sentir por nadie y menos por Alfonso. Tenía tantas ganas de estar frente él y ver cómo serían las cosas después de la noche anterior. Anahí miró el reloj que estaba en la mesita de noche, a esa hora ya Alfonso debía estar en el trabajo.

Se levantó dejando salir un suspiro. Mientras se duchaba, decidió pensar en todas la posibilidades de lo que tenía que hacer de ahora en adelante. Le iba a tocar a ella ser la que diera el primer paso, él siempre le había dado esa oportunidad. Siempre había dejado que ella decidiera hasta dónde quería llegar, así que Anahí terminó de prepararse decidida. Esa misma tarde hablaría con él, pero sus planes se vinieron abajo cuando llegó a la cocina y lo vió ahí, preparando el desayuno. Estaba de espaldas a ella, lo que le dio la oportunidad de observarlo con detenimiento. ¿Dónde rayos había tenido los ojos todo este tiempo? Anahí tenía que reconocer que era el hombre más guapo que había visto en su vida. Esos brazos fuertes, su espalda ancha, su pelo negro alborotado y sus ojos que eran entre verde y color miel. Alfonso se volteó y la miró sorprendido.

—Hey bonita, no sabía que ya te habías levantado.

—Todavía estás aquí — respondió ella con un hilo de voz.

—Eh... Sí, hablé con Aarón para llegar un poco tarde. Quería estar aquí cuando despertaras y asegurarme que todo estaba bien y no necesitabas nada — dijo con una sonrisa nerviosa — Te preparé café en lugar del té de siempre, sé que prefieres el café cuando te levantas con resaca.

Anahí lo observaba sin poder decir nada. ¿Cómo era capaz de seguirla sorprendiendo? Cada vez que hacía cosas así por ella, esos pequeños detalles, era más que evidente por qué se había enamorado de él. Es más, era básicamente imposible que hubiera sido diferente. En ese momento, Anahí sintió unas ganas casi incontrolables de lanzarse en sus brazos y besarlo, pero había cosas que había que resolver primero. Así que tomó la tasa de café y le sonrió en agradecimiento. Después de tomar un sorbo y de que su cuerpo respondiera agradecido a la cafeína, se dirigió de nuevo a él.

Olvidando el PasadoWhere stories live. Discover now