Capítulo 10

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Anahí no reconocía a la mujer que veía en el espejo. Su cabello suelto y ondulado bajaba hasta la mitad de su espalda, el vestido azul que llevaba puesto le quedaba como una segunda piel. Sus curvas se resaltaban y sus piernas lucían esbeltas con los tacones altos. Llevaba un maquillaje simple y modesto que hacía que sus facciones se vieran más suaves. Y aunque se veía hermosa, tenía que reconocer que Maite había hecho un excelente trabajo porque se seguía viendo como ella, solo que más arreglada que de costumbre. Pero no era esto lo que la hacía irreconocible, era ese brillo en los ojos que no recordaba haber visto nunca y la sonrisa que no podía borrar de su rostro.

Tenía una cita con Alfonso Herrera. Era tan absurdo imaginarlo, pero al mismo tiempo, se sentía como la cosa más natural y normal del mundo. Estaba nerviosa, sentía mariposas en el estómago y una electricidad que le recorría la piel. Maite se había ido hacía unos 20 minutos, después de quedar sastifecha con su obra de arte, como ella misma decía, y se fue feliz. Esto le dio unos minutos a Anahí para respirar profundamente antes de que Alfonso llegara por ella. Pero cada vez se sentía más nerviosa. ¿Y si Alfonso se arrepentía porque tal vez no quería tener una cita con su esposa que ni siquiera lo reconocía, que no recordaba nada de su tiempo juntos? Una esposa que ni siquiera sabía que hoy era su cumpleaños hasta hacía unas horas. Anahí sintió un hueco en el estómago. ¿Y si lo hechaba todo a perder? ¿Si se quedaban sin temas de conversación? ¿Qué pasaba si todo era incómodo?

Anahí comenzó a respirar con dificultad y se tuvo que concentrar para hacer que el oxígeno llegara a su cerebro. Cuando el timbre de la puerta sonó, se miró en el espejo con los ojos muy abiertos y el corazón acelarado. Suspiró profundamente, se vio en el espejo una última vez y se dirigió a la puerta. Estuvo unos segundos frente a ella sin poder abrirla, pero se obligó a tener valor.  Se secó el sudor de las manos en el vestido y abrió la puerta antes de arrepentirse y salir corriendo a encerrarse en la habitación. Cuando se encontró con los ojos que las esperaban del otro lado, olvidó todo el miedo y los nervios. Alfonso.

Estaba frente a ella con una sonrisa dulce. Sus ojos, esos ojos color miel que había aprendido a reconocer, la miraban como si ella fuera lo único importante en el mundo entero y Anahí sintió un calor que le recorrió todo el cuerpo. Vestía un traje azul marino y una corbata del mismo color con una camisa blanca por debajo. Sus hombros anchos lo hacían ver varonil, su cabello con esos rizos negros y su barba cuidada lo hacían ver maduro y juvenil a la vez. Se veía increíblemente guapo y Anahí se encontró si aliento.

—Hola — dijo simplemente y el sonido de su voz vibró por cada fibra de su piel — Te ves preciosa, Any — agregó con una sonrisa y un fuego en los ojos que la hizo sentir que las piernas le fallaban. Se acercó y le dio un suave beso en la mejilla y le entregó el ramo de flores que traía. Dalias, sus favorias.

—Gracias. Tú... Tú también te ves muy guapo — dijo mientras olía las flores para ocultar el color de sus mejillas sonrojadas — Gracias por las flores, son mis favoritas.

—Lo sé — respondió él con otra sonrisa. Una sonrisa genuina como las que había aprendido a distinguir. Se veía relajado y contento y Anahí sintió de pronto la valentía que pensaba que no iba a tener para hablarle, pero descubrió que no era una decisión difícil. Mientras buscaba un jarrón para dejar las flores en agua, sintió como la mirada de Alfonso la seguía.

—Así que hoy es tu cumpleaños — Anahí no se volteó a mirarlo de inmediato, quería darle un momento antes de verlo a la cara. Hubo un silencio que duró unos minutos, hasta que por fin Alfonso se aclaró la garganta y respondió.

—Supongo que Maite no se pudo aguantar las ganas de hablar a pesar de lo que me prometió — Anahí se volteó y lo miró a los ojos, se veía triste, como si pensar en lo que le recordaba su cumpleaños le doliera y ella solo quería hacer lo posible por borrar ese dolor de su rostro.

Olvidando el PasadoWhere stories live. Discover now