Capítulo 6

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Después de comer, Anahí y Christian se dirigieron juntos a la librería a la que, según Christian, solían ir cada semana en busca de algún libro nuevo o interesante y, por supuesto, en busca de novio para él. Anahí vio un libro de química que le llamó muchísimo la atención, acababa de ser publicado e incluía estudios recientes de cómo nuevas combinaciones químicas podían resultar en curas para algunas enfermedades.

—Oye, no he visto ningún libro interesante, la mayoría ya los he leído. Podemos dedicarnos a buscar prospectos para mí — dijo Christian con una sonrisa pícara.

—Espérame, este libro se ve super interesante — Christian volvió los ojos.

—Sí, sí, se lo vamos a llevar a Poncho.

—No es para él, es para mí — respondió a la defensiva.

—Es un libro de química, flaca.

—¿Y? — en realidad sí había pensando en él cuando lo vio, pero no iba a reconocer eso frente a Christian.

—Okay, si este es el camino que quieres seguir, no te lo voy a impedir.

—¿De qué hablas?

—De la negación, Anahí. Te esfuerzas demasiado en negar que piensas en Poncho y que te importa. No tiene nada de malo, ¿sabes? Es tu esposo, después de todo.

—Cállate — dijo Anahí mientras se dirigía a la caja con el libro de química mientras Christian reía detrás de ella.

Cuando salieron, vieron que hacía una tarde hermosa. El sol estaba empezando a ocultarse y una suave brisa soplaba. Anahí se sentía más relajada de lo que se había sentido esa mañana. Aunque seguía estando nerviosa pensando en si Alfonso estaría esa noche en casa como había dicho. Después de la discusión del día anterior, no sabía qué esperar. Iba tan sumida en sus pensamientos, que no se dio cuenta que casi choca con alguien.

Cuando miró, frente a ella estaba un hombre alto, un tanto moreno, de ojos verdes con una sonrisa arrogante dibujada en el rostro. Tal y como lo recordaba.

—Díaz.

—Herrera — respondió con una sonrisa más amplia, antes de dirigirse a Christian — Supongo que Alfonso no sabe nada.

—Hola a ti también, Aarón y no, Poncho no sabe nada, espero que no vayas corriendo con el chisme. 

—Yo no me preocuparía tanto por Alfonso. Me preocuparía más por Maite — Anahí vió como Christian se ponía pálido.

—Obvio no le vas a decir a ella tampoco, ¿verdad?

—Eso depende, ¿qué obtengo a cambio de mi silencio? — respondió Aarón con un brillo en los ojos.

—Ya sé que hace mucho quieres mi colección de libros primera edición de Sir Arthur Conan Doyle. Son tuyos — dijo un tanto molesto. Aarón solo sonrió.

—De verdad que puedes ser bien despistado, Chris. Los dejo. Un gusto, Herrera — dijo mientras le guiñaba un ojo. Anahí solo volteó los ojos, nadie la llamaba así.

—No les digas nada a Maite, Aarón, por favor — gritó Christian antes de que Aarón desapareciera en una esquina. Anahí lo podía escuchar murmurando algo y se volteó para mirarlo a los ojos —¿Qué? — preguntó él exasperado.

—Aarón es tu alma gemela, ¿por qué sigues buscando?

—Genial, no recuerdas nada importante, pero esa idea que no tiene ni pues ni cabeza no se te olvida — Anahí se encogió de hombros.

—Solo digo lo que observo — dijo mientras le sacaba la lengua.

***

Anahí respiró profundamente antes de entrar a su casa. No pudo evitar sentir alivio al ver la chaqueta de Alfonso y sus cosas en el recibidor. Vio un sobre que estaba abierto encima de todo y reconoció el sello del Elite. Lo tomó y se dirigió a la cocina donde Alfonso estaba tomando un trago de whiskey. Se veía cansado, no, se veía agotado. Cuando la escuchó entrar alzó la vista y después la fijó en el sobre que ella llevaba en la mano.

Olvidando el PasadoWhere stories live. Discover now