Olvidando el Pasado

Capítulo 5

El camino de regreso fue en completo silencio. Anahí se sentía enojada, engañada, era como descubrir que todo el mundo le había mentido. ¿Por qué nadie le dijo nada? Planear tener hijos era un tema importante, algo que ella merecía saber, pero nadie se lo había comentado. Tal vez sus amigos no lo sabían, eso explicaría todo, pero Alfonso... Alfonso tenía que saber.

Cuando llegaron frente a la casa, Anahí bajó de inmediato y se dirigió a su habitación, buscó en el suelo el pequeño libro que había lanzado al suelo aquella primera noche y lo encontró debajo de uno de los muebles. Pasó por todas las páginas hasta que encontró la que buscaba y se dirigió furiosa a la cocina donde encontró a un Alfonso que la miraba confundido. Anahí colocó el calendario en la mesa donde ambos pudieran verlo con más fuerza de la necesaria.

—Me podrías explicar qué significa esto — Alfonso la miró sin entender, pero Anahí vio cómo perdió el color cuando bajó la mirada y vio lo que estaba escrito. Duró un momento intentando esconder su sorpresa, y se quedó de pie sin decir nada — ¿Y bien? Quiero una explicación.

—Any, ¿por qué no te calmas? Estás muy alterada y yo...

—¡No quiero calmarme! Quiero una explicación, quiero que me digas qué significa esto. ¿Estábamos intentando tener hijos? ¿Queríamos tener un bebé?

—Sí — fue lo único que Alfonso contestó. Anahí se sentía más enojada que nunca. Lo habían conversado, lo habían planeado y él nunca le dijo nada.

—¿Por qué nunca me dijiste nada?

—Es una broma, ¿verdad?

—No, no, ninguna broma. ¿Por qué diablos no me dijiste que estábamos planeando tener hijos?

—¿Cómo querías que te lo dijera? ¿Cuándo? ¿Cuando llegaste muerta del miedo y ni siquiera me podías ver a los ojos o dirigirme la palabra? Querías que llegara y te dijera: Oye, por cierto, estamos intentando tener hijos.

—Eso fue el principio, no uses esa excusa, llevamos días llevándonos mejor y...

—¡Una semana! ¡Una semana de hablar como gente civilizada! Sí, hemos mejorado, conversamos más, pero no es suficiente Anahí, si yo te hubiera dicho algo así, te habrías asustado y te habrías ido, me habrías dejado.

—Tú no sabes eso, Herrera, no lo sabes.

—Sí lo sé. Hubieras pensado que me quería aprovechar de ti. Por favor, desde el primer día me has tenido miedo, no puedes llamarme por mi nombre, duermes con el seguro de la puerta puesto. Seguramente crees que quiero aprovecharme de ti, ¿cómo pretendías que te dijera algo así? Me daba miedo, pánico porque sabía cómo te lo ibas a tomar — Anahí sabía que probablemente él tenía razón. Lo más seguro es que se hubiera ido corriendo para casa de sus papás o de alguno de sus amigos, pero eso no era suficiente. Ella merecía saber.

—No tienes ningún derecho a ocultarme este tipo de información. Eres un egoísta.

—Sí, sí, soy un egoísta porque no quería arriesgarme a perderte ¿está bien? Probablemente es lo único egoísta que he hecho desde que regresaste.

—¡Ah claro! Porque siempre fuiste un egoísta. Siempre pensando solo en ti. ¿Quién te crees para decidir lo que debo o no debo saber? ¡ES MI VIDA, MI VIDA DE LA QUE ESTAMOS HABLANDO!

—¡TAMBIÉN ES MI VIDA! — Alfonso estaba respirando con dificultad y se pasó las manos por la cara — Lo siento, yo... — Anahí se seguía sintiendo enojada, pero no sabía exactamente por qué. Algo dentro de ella le decía que estaba exagerando su reacción, Alfonso tenía razón, pero se sentía tan enojada, tan enojada por no recordar, porque los demás supieran cosas de ella que ni ella misma sabía, estaba frustrada, estaba molesta con el mundo y se estaba desquitando con la persona que menos lo merecía.