7 • Bueno, puedo haberlo fingido

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Jeongin, Félix y Seungmin por fin pudieron acercarse a la casa de Jeongin. La discusión entre Soyeon y Changbin los había dejado algo perturbados; habían espiado desde lejos. Si bien, todos se hacían una idea del negocio caprichoso que Changbin estaba llevando, no podían creer de manera fehaciente en la situación en que Soyeon fue puesta. Sabían que la rubia era algo sublevada y hasta poco empática, mas nunca una ladrona. Conocían los principios y la educación que ella misma aprendió a adherir, educándose por cuenta propia, y entre estos estándares no estaba el hurto. Menos a un amigo.

—¿Y qué hacía en tu casa? —inquirió Félix.

—Yo qué sé —musitó poco entendible, aún desprevenido.

Seungmin estaba pálido. Recibió la mirada igual de avergonzada del menor de los tres. Jeongin intentaba decirle algo, otra vez, con su mirada. Comunicarse. Necesitaba saber si Seungmin pensaba exactamente lo que él estaba ratificando.

—¿Deberíamos contárselo a los demás? —consultó el rubio.

—No —cortó rápidamente Seungmin—. Los demás deben darse cuenta por ellos mismos. Además, no podemos dejar que los demás sepan que escuchamos una conversación que no nos correspondía. Ni Changbin ni Soyeon deben saberlo. 

Félix pareció empatizar con la decisión. Jeongin, por otra parte, asintió lentamente, aún procesando lo acordado. Y Seungmin creyó que Jeongin era algo ingenuo, pues ni él ni Félix se habían percatado de la pequeña pero gran intención que Seungmin tenía detrás de esas palabras para salvarse el pellejo.

—Creo que nosotros ya nos vamos —avisó Félix, dando palmadas en el hombro de Seungmin, espabilándolo.

—Sí- Nos vemos mañana —pudo decir antes de irse junto a Félix.

Jeongin suspiró, sabiendo que ahora tenía el doble de cosas en las qué pensar. Sabía muy bien que tenía que pensar, pero al intentar abrir el cerrojo de la entrada, una voz le llegó.

—Innie —sonrió cordial.

Toda emoción apabullante se fue aplacando al ver esa cara.

—Hyunjin, hola. ¿A qué vienes? —se apresuró a responder lo primero que aterrizó a su mente.

—Te dije en el último entrenamiento que vendría hoy —recalcó con diversión al notar cierto impacto en el menor— la materia que me prestaste.

La boca de Jeongin soltó inevitablemente un "oh". 

—¿Y te sirvió?

El rubio de largos cabellos asintió, entragándole las libretas y papeles.

—Fue una buena retro-alimentación. Sabes que piden un puntaje muy alto en esas prueba pre-universitarias para ganarme algún beneficio, de paso.

—Oh- Sí, sí —se balanceó de atrás hacia delante, no siendo capaz de mirarle a esos ojos.

—Bien, otra vez te lo agradezco —acercándose, buscó el rostro de Jeongin en esa maraña adorable de cabellos negros para mostrarle su sonrisa complacida, finalmente—. Nos vemos mañana.

—S-Sí- No- Digo —tomó la manga del suéter celeste y recibió a cambio su mirada curiosa—, ¿no quieres pasar? Tengo más materia que prestarte —chantajeó, porque Hyunjin no se lo pensó mucho para aceptar conmovido. 

—Vale, pero no me puedo quedar más de una hora.

—Okay —sonrió.

—Y no me darás más dulces. Tengo los niveles de azúcar muy altos —advirtió apuntando con su dedo.

F.U.C.K • minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora