9 • Tu secreto está a salvo conmigo

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—Innie... —Hyunjin tiraba la manga de este, rogándole una vez más que le mirase. Luego de lo ocurrido en su cuarto, había notado a Jeongin más apocado de lo normal, más nervioso. Pensó que, tal vez, ese había sido su primer beso y por eso se cohibía. Algo enternecedor, si le preguntaban a él, mas el silencio y la ausencia que le siguieron, no era de su gusto— In... 

—¿Qué?

—In... Mírame un segundo.

—Mi casa queda a la vuelta —a pesar de advertir, continuó con el camino. Al menos, hasta que el rubio le detuvo.

—Ey —le tomó del codo. Recibió por fin la mirada de Jeongin—, ¿está todo bien?

—Sí —apretó sus labios, sin poder aguantar por mucho tiempo el par de ojos celestes sin ponerse tímido, por la belleza de estos.

Hyunjin hizo una mueca.

—¿No te gustó que te besara? —sonó su tono pesimista— Pensé que yo te gustaba.

Jeongin pestañeó con sus ojos agrandados. 

—No es eso- Es solo que- —se detuvo a pensar por tres segundos. «Mierda, ¿me tendré que confesar ahora mismo?». No quería mal entendidos con la persona que, en realidad, le dejaba sin aliento— Sí me gustas, Hyunjin. Es solo que- fue mi primer beso —surcó una mueca—. Pero está bien si no te gusto yo; me diste el mejor primer beso, por lo menos. Pero, como te digo, eres mayor que yo y soy solo un mocoso para ti, y entenderé si quieres dejar esto hasta acá. Puedo ser una molestia para ti y para tus amigos. Tienes cosas más importantes en las que enfocarte —al volver la vista a Hyunjin para verificar su reacción, este estaba pálido, como la nieve—. A mí no me dolerá, está bien. Puedes hacerlo.

—No- Jeongin, ¿hacer qué?

—Dejar lo que sea que tenemos hasta aquí. Este enamoramiento tonto mío.

Hyunjin boqueó.

—Este enamoramiento tonto nuestro, querrás decir —corrigió el pronombre. Le tomó ambas manos—. Jeongin, creo que entendiste todo mal, o no te lo dejé claro, lo cual es peor.

—Eres un tonto.

—Tú también me gustas, Jeongin —le dijo, esta vez manteniendo esa vista escurridiza del más joven—. Mierda, y perdón si no te lo dejé en claro.

Jeongin sonrió para luego negar con su cabeza.

—¿Cómo te voy a gustar yo? Tú eres demasiado para mí, y yo solo debo aceptar eso.

—Jeongin, yo no soy lo que sea tú crees. No te entiendo —rio para acunar las mejillas del pelinegro en sus palmas—. Es como si me tuvieras en un pedestal. No pienses así. Soy como cualquier otro, nada más —cuando acarició las mejillas de Jeongin, sintió el calor que le transmitían estas a sus manos—. ¿Puedo besarte de nuevo? —entre lo rojo de su cara, ve al menor asentir, así que se le acerca y se toma su tiempo para besarlo como quería.

Jeongin no sentía el aire alrededor, pero lo notaba acumulado entre ambas narices, haciéndolo sentir sofocado pero a gusto. El tacto era tan suave esta vez que se sintió tan decepcionado al tener que romper ese beso.

—¿Jeongin? ¿Quién nos está mirando? —interumpió Hyunjin en un susurro.

Miró a la misma dirección que el rubio, descubriendo a Soyeon, saliendo de su casa.

Esta se les acercó con las manos en los bolsillos y sonrió apenada al verlos distanciarse.

—Ey, hola. Qué tal. ¿Cómo están? —saludó frente a ellos.

F.U.C.K • minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora