《 Cap 4: Memorias 》

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Entre prados y piedras caminó solo, hasta subir por caminos y detener su vista ahí, con su pensamiento revuelto, ya observaba en pie, desde una cumbre en el reino, el cual ahora era su hogar. Con vista hacia la tierra, miraba y juzgaba a la población y todas sus ocurrencias de ese siglo; la forma de ser que tenian, sus valores, la forma en la que amaban y el pecado que se mantenía entre ellos, a veces eso le intrigaba, pero e seguía observando de todos modos.

En su concentración fue alertado por pasos lentos detrás de él.

-Son maravillosos ¿No lo crees?- Dijo este con voz calmada acercansose al chico.

El chico lo miró con cara de confusión y sus ojos buscaron la razón en las palabras del mayor.

-Son asquerosos.- Dijo secamente y con reproche al hombre a su lado, sin ocultar el mismo disgusto en su mirada.

El mayor se río de lo dicho por su joven aprendiz.

-Puede ser que eso sea cierto, pero, todos podemos serlo en ciertos puntos y sircustancia de nuestra vida.- Giro a ver con ternura el mundo sin importarle nada de sus actos sobre los demás, aunque su alma se estrujaba por cientos de ellos.

Solo el podía tener ese sentimiento de querer lo mejor para todos, muchos decían que se parecia a Yahweh por su forma de amar, no por nada era el cupido de su milenio.

Su sucesor lo observo con extrañeza. El era raro, por muchos lados le mirases, su gran amor era inconsistente, puro y era para todos.

-Sabes joven sucesor...los amo, porque a pesar de todas sus ocurrencias, sus formas de ser y la maldad, tienen amor en su centro. Nada está perdido cuando hay amor.- Sonrio dulcemente y observo con ojos cálidos a su sucesor.

-Cuando eres el encargado de llevar el amor a ellos, debes de asegurarte de también amarlos, ayudarlos y nunca hacerles el mal, pues así ellos podrán ver qué el amor es algo que siempre estará para salvarlos de lo que ellos temen o se arrepienten.- Camino dos pasos atrás y se dio media vuelta.

-Tu has sido formado del sentimiento, sabrás llevar todo como debe de ser, aprenderas a amarlos, sabrás porque naciste para ser lo que eres.- Le dio la espalda y se encaminó a la central.

El chico lo miró marcharse y después bajo su vista al mundo.

Su corazón empezaría a formarse más fuerte que cualquier otra cosa, atesoraria los recuerdos y consejos de su maestro por el resto de sus siglos.

Ya el día de su nombramiento y sucesión como el nuevo cupido, su maestro tenía asegurado que todo quedaba en las mejores manos, esperaba con asías contar al que fue su maestro sobre este chico, el que encontró casi muerto en barro y sangre, y forjó para que tuviera un futuro espléndido como el que era destinado a ser desde su concepción.

Soltó una lágrima cuando su corazón fue desfigurandose en piezas y paso en fragmentos su maravilla al del joven.

-Estoy orgulloso de ti- Sonrio sabiando que sus ultimos alientos de vida ya los había dado.

El joven lo observo con ojos llorosos ante todos los reunidos, para felicitar y así mismo despedir al antiguo Cupido.

-Gracias, por todo.- Hizo reverencia al ver como su mera existencia desaparecia como una luz esplendida al rededor y su alma se elevaba.

-Se ha marchado ya a eterno descanso.- Dijo un señor de barbas y tunicas blancas.

-Uri Reiss, fuiste un cupido ejemplar.- Se mencionó el nombre que alguna vez fue el que perteneció en su vida humana, y que no se habia descubierto en tres milenios hasta ahora. Los nombres de Cupido eran revelados a la celebración de sucesión para relatar a los demas y que así fuera llamado desde que se mencionará.

•⊰ 𝐋𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐲 𝐜𝐮𝐩𝐢𝐝𝐨 ⊱•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora