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Había sido un día largo y cansado, se había adentrado de lleno en el hacer su trabajo como correspondía, después de haber dejado a Hange sola con sus dolores de vientre con la preocupaciónde de ello. Por eso deseaba terminar con sus muchos pendientes y así estar con ella todo el dia si fuese necesario.
Terminado con la última pareja del día y regresando por el portal al lugar de trabajo, entrego su arco a uno de sus ayudantes para que lo pusiera en su lugar y se fue quitando el chaleco que llevaba su equipamiento y su visor. Alegremente tomó una toalla húmeda y camino a la puerta doble que daba al salón principal donde al abrir ambas puertas se encontró con dos seres vestidos de túnicas blancas, las que cubrían todo su cuerpo, pies descalzos y rostros de estrellas, pues estos solo respladecian como la luz misma. El pelinegro se detuvo de inmediato al saber de quienes se trataba.
-Cupido, señor del amor, hemos venido ante ti para llevarte a una reunión con el consejo.- Uno de estos dijo firmemente y Levi en su molestia por el claro contratiempo, asintio seriamente y siguió a estos.
Llegado a donde convenía, solo se encontraba el principal de la convocatoria y algunos señores del sentimientos que era los mayores, los que eran más antiguos a sus dichos temas y una aún novata. El de cabellos oscuros con su postura firme y decisiva se dirigió a donde debía sentarse para la reunión, pero el que estaba en el centro lo llamo a que fuera con el.
Levi erguio un ceja y con esto su corazón de aceleró.
-Ven, Cupido, tu serás el juzgado hoy.- Aquel le señaló la silla de los que eran juzgado o aconsejados.
Levi estiro sus alas y voló hasta este lugar y se acomodo con gracia de un gran señor sobre el asiento y guardo sus alas.
-Bien- Comento el que estaba en el centro, desde ahí observo al pelinegro, le invitó a los demas a tomar asiento.
-Cupido, señor de él amor, te doy la bienvenida y te saludo. El dia de hoy te hemos conducido a este lugar de justicia, para poner sobre tu nombre un dictamen.- Levi Agachó la mirada, parecía que al fin había llegado uno de sus temores internos.
Apretó sus puños, esperando lo que el ángel del consejo debía de decir. Desde los asientos el señor del sueño y la señora de la sabiduría se observaban, estos sabía de que sería tal reunión y lo que podía estar en juego. El ángel se poso sobre el estrado y pidió confiabilidad con dicho tema, ya era uno no tan visto y poco hablado pero tenía riesgos y más si se divulgada. Los demás aparte de Levi asistieron a esto sellando que no sería hablado con ningún ser más.
-Bueno, aclarando tal información. Procedire con el caso de Cupido, nombre real: Amor y su nombre humano: Levi Ackerman. Señor que administra el amor y lo entrega. Símbolo de bienestar y confianza, el día de hoy se juzgará pero no como habitualmente hacemos, pero también diríamos que es la primera vez que hacemos esto en todos los milenios del mundo.- Dijo para suspirar, el pelinegro aún se mostraba firme pero las manos temblaban.
-Sabiendo de tu amorío con la humana y dicha anticupido- Dicho esto se escucho la sorpresa de los presentes, menos de los ángeles.
-Hemos creado dos opciones para ti, según sabemos ambos son uno igual, almas para estar unidas, no discuto esto, pero, dado que la unión de ustedes puede alterar ciertos aspectos de este reino y otras leyes bajo estos cielos, se necesita una elección por tu parte.
Las que serian:
Uno: Te deshunes de ella en todas formas, y continuas con tu trabajo de señor del amor, para el cual naciste y fuiste forjado hasta tu corazón.O, dos: Te unes a ella en la tierra y olvidas tu vida como Cupido y tus dosmil años de esta vida, podrás quedarte tus recuerdos pero no podrás volver a este lugar ni ser ya participe de aqui.- Culminó.
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•⊰ 𝐋𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐲 𝐜𝐮𝐩𝐢𝐝𝐨 ⊱•
RomanceUna mujer exhausta del amor que grita a los cuatro vientos que no necesita de él es vicitada por un Cupido de cara amargada que la quiere ayudar, porque ve que ella es un literal fracaso en el amor y se veía en la necesidad de salvar el corazón de t...