《 Cap 6: Ideas antiguas 》

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Una dulce balada resonaba en el lugar, era como si se apreciará una composición creada y dirigida por angeles, y, en una cuna en el centro de la habitación se encontraba una pequeña creaturita, esta parecía amar las dulces notas de esas cancionsitas de cuna. Antes de que su madre se marchara de la habitación había apagado las luces, pero había dejado unas de decoración encendidas por el lugar.

La pequeña miraba al cielo de su habitación, a las luces o su propia cuna, y con la idea que aquella canción la hiciera dormir, eso quería mamá.

Y ante una noche de invierno una curiosa visita se asomó al lugar, sin querer hacer ningún tipo de sonido o ruido que alterará a la pequeña. Ocultó sus alas en el procesó y miro a cualquier lado por si podría haber peligro de ser divisado, pero, todo estaba bien para su conveniencia. Fue acercándose hasta llegar a la cuna y lograr ver una vez más a aquel pequeño ser que le lograba crear una curiosidad sobre su propia existencia, unos ojos marroncitos fueron extendiendo su vista a aquellos ojos grices, que resplandecian sobre las sombras que no eran tan apartadas por las pequeñas luces de decoración.

Aquella pequeñita no se habia intimidado por el aspecto del "hombre" más le regalo una sonrisita que podía ser explicada como algo tan puro y bello, que no tenia miedo a nada por su inocencia intacta. Cupido en su incostumbre a esto pero sabiendo sobre ello, le sonrio igual y cuando estaba por cargarla en sus brazos la puerta se abrio dejando ver a la madre entrando rápido observando que la ventana se encontraba abierta, ella sin saberlo había tanto espantado a Cupido como salvado más tiempo junto a su hija, pues, Cupido iba a cometer algo que ni el sabia que podría llegar a hacer...secuestrar a un bebé por un impulso dado a milenios, podría ser un ser sin maldad, pero también era muy inocente sobre ciertas cosas, con ideas que no iban acorde con las que los mortales podría o que la mayoría tenían como mandamientos propios.

Cuando tuvo que desaparecer gracias a la entrada de la madre, se sostuvo suspendido en el aire viendo como la niña era llevada por su madre en sus brazos. Por alguna razón el sentía tristeza, no entendía, no sabía, pero esto llegaría a ser resuelto 26 años después.

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Habia estado pensado si seguir con lo de buscarle parejas a Hange, anteriormente, porque si todo era como debía de ser, ella no podría encontrar el amor y nadie se podria llegar a enamorar de ella. Ahora el era quien no quería seguir con todo y el plan sin fondo que había armado. Desgraciadamente no tenía a nadie que le pudiera dar consejos de amor, porque el era el mismo encarnado, esto era como una broma de muy mal gusto.

Miro a sus manos y los trazos en ellas, y como en un pensamiento decadente estaba queriendo recobrar su propia razón, sobre todo aquello que ahora se aislaba y permanecía en su mente. Estaba sometido por dos opciones, de las cuales una debería de decidir para bien si es que así sería. Su corazón se estremecia al son de su pensar, de cómo llegaría a saber todo, el amor corria ajitado desde un inicio sobre sus venas, pero no había sido dichoso en saber esta verdad antes. Ahora podía decir que su ser estaba enamorado y no solo de una idea que habia sobre su propia existencia, era una verdad que se alzaba sobre todo. No podía superar esa idea que lo tenía clavado en calvário contra la búsqueda de la razón y la verdad. Antes no sabía certeramente por qué lo estaba haciendo, talvez solo quería descubrir si todo era cierto, pues a pesar de las escrituras y biografías de los antiguos Cupidos que le confirmaban cosas, el aún no podía comprenderlo todo, quería investigar por su cuanta, aunque ya no había más que leer. Parecia que a veces se quería ocultar lo del Nemesis, de su verdad, del amor, talvez porque en tantas culturas o la propia vida ello podría tener significados no agradables e incluso ser un tabú

Se restrego los cabellos arto de tanto pensar en este tema
¿Y que tal si dejaba esto y no se presentaba más a ella?
¿Cambiarían las cosas?

Se volvio a restregar los cabellos, eso no era una solución absoluta, pues no podía estar lejos de ella, y entre más se alejaba, más la extrañada y la quería ver a toda costa. Después de dias de buscar, a todo esto ya se había dado cuenta de lo que sentía por ella, al ver sus ojos no podía pensar claro, cuando se reflejaba en ellos las cosas cambiaban para el.

•⊰ 𝐋𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐲 𝐜𝐮𝐩𝐢𝐝𝐨 ⊱•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora