Capítulo 17: Adiós

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—Krist. —La doctora Jane vino caminando hacia la habitación en donde me hallaba sentado jugando Monopolio con Mook, quien hacía trampa y Neen, quien seguía mirando mal a Mook por hacer trampa.

—¿Sí señora? —Pregunté. Les sonrió a las chicas y sostuvo en alto un portapapeles.

—Es hora de tu valoración. Por favor ven conmigo. —Descrucé mis piernas y me levanté del suelo.

—Oh mierda, desfrutaba jugar contigo Kitten, te van a decir que no eres un enfermo mental y te enviarán a casa. —Mook me mostró su lengua perforada y me guiñó un ojo.

Había tomado la costumbre de llamarme Kitten en los últimos días. Era un poco molesto, pero no le veía el caso formar un problema por eso.

Forcé una sonrisa y seguí a la doctora. Aún no me encontraba listo para irme. Singto había venido en la noche y temía que una vez que estuviera en casa me dejaría otra vez. Mi corazón dolía, recordándome que seguía vacío. La doctora Jane abrió la puerta de su oficina y la sostuvo abierta para mí mientras entraba.

—Tendrás que ignorar el desastre en mi escritorio. He estado haciendo gráficos esta semana y se sale un poco de control aquí. —Me sonrió a modo de disculpa y caminó alrededor para situarse detrás de su escritorio. —Por favor, siéntate. —dijo, señalando unos mullidos sillones de cuero negro detrás de mí.

Me senté en uno mientras la doctora tomaba el portapapeles en sus manos. Deslizó por el puente de su larga nariz el par de gafas que colgaban de su cuello en una cadena de perlas.

—Aparentemente, Krist; eres el paciente más saludable mentalmente que hemos tenido en un largo tiempo. Eres compasivo y te haces amigo de incluso los más duros casos que hemos tenido. Lo que solo refuerza el diagnóstico de que no estás mentalmente enfermo. Entablar amistad con alguien como Worranit Thawornwong no es fácil y Prince es su único amigo porque parece tener miedo de Worranit. Las evaluaciones de las enfermeras dicen que eres amable y que comprendes bien. Reaccionas en el modo en el que lo hace alguien que entiende que está rodeado de enfermos mentales, y eres paciente con ellos. Eso no solo te hace un paciente muy agradable sino también una persona muy estable. —La doctora colocó el portapapeles en su escritorio y se quitó las gafas, dejándolas caer delicadamente en su pecho. —El hecho básico es: no perteneces aquí.

Asentí, sabiendo que no tenía ningún sentido discutir con la doctora de que yo era un caso mental y que necesitaba quedarme. La doctora Jane bajó la mirada.

—Estudié cuidadosamente las recomendaciones que fueron enviadas cuando fuiste recetado para estar aquí, para ayudarte a aprender cómo lidiar con el trauma que sufriste. Normalmente no estoy en desacuerdo de manera tan radical con las observaciones de otros doctores, pero esta vez fuiste muy mal diagnosticado. Ahora, la pregunta es ¿Por qué, te retiraste tanto en ti mismo que tu madre tuvo que buscar ayuda médica, Krist?

Me tragué el miedo que crecía dentro de mí ante el pensamiento de que sería enviado a casa hoy y esta noche no tendría a Singto. Necesitaba una razón para quedarme. Estudié de vuelta a la Doctora Jane y me pregunté si podría ser honesto con ella y la verdad me mantendría aquí.

Si le dijera que veo gente muerta, ¿Cambiaría su opinión?

Empecé a hablar y una imagen de los ojos llenos de lágrimas de mamá cuando había venido a visitarme regresó a mi mente. Me extrañaba y se preocupaba por mí. La lastimaba, o bueno, más bien la enfermedad que ella pensaba que yo tenía la hería. Si admitía que veía almas, me etiquetarían de loco. Sería diagnosticado con todo un nuevo problema y mi madre sería consumida por la preocupación. Tan solo trataría de ganar una noche más. Una oportunidad más de escuchar a Singto y esta vez lucharía contra el sueño que siempre me impedía verlo. Encontraría una manera de hablar con él.

Tu existencia [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora