Capítulo 2: ¿Por qué tiene que ser tan lindo?

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—Hola, Krist, el Sr. York dijo que tenía que venir para hablar contigo. —El sonido de la voz de Gxxod pareció sacarme de la conmoción momentánea.

Si el señor York lo envió, es que él necesitaba algún tipo de ayuda académica. Sin embargo, no me sentía seguro de querer ayudar, ni tenía la intención de hacerle esto fácil. Me las arreglé para expresar un "¿Para qué?" y esperé en silencio.

Gxxod se aclaró la garganta y se frotó las manos sobre las rodillas de sus pantalones vaqueros, como si estuviera realmente nervioso.

—Eh, eh, bueno, —empezó a decir—, quiero decir, esto es, necesito algo de ayuda con oratoria. No es lo mío y el Sr. York dijo que eras con quien debía hablar sobre cómo obtener un poco de ayuda. —Se quedó mirando al frente mientras hablaba. Ni siquiera me miro.

Realmente no me gustaba este tipo. Finalmente volvió su mirada hacia mí. Seguro usaba todo el tiempo esa expresión lastimosamente esperanzadora con todos, con el fin de conseguir lo que quería.

Mi estómago me traicionó y se estremeció afectado por sus suplicantes ojos de bebé. Odiaba que pudiera hacer que mi cuerpo reaccionara por él, de otra forma que no fuera para vomitar, por supuesto.

—Este es el primer día de clases ¿Cómo puedes ya necesitar ayuda? —Le pregunté con una voz que esperaba sonara molesta. No era un chiquillo tonto que podía conmoverse por unos cuantos movimientos de sus largas pestañas, incluso si mi cuerpo no parecía estar de acuerdo. Sin duda, era mi imaginación ese ligero rubor en sus mejillas.

—Umm, si, lo sé, bueno, el Sr. York y yo lo sabemos, pero voy a esforzarme. —dijo un poco a la defensiva. Gxxod había sido siempre un buen estudiante. Había estado en algunas clases con él.

—¿Por qué ambos piensan que tienes que esforzarte? Claramente, no tienes miedo de hablar delante de toda la clase. —Él negó con su cabeza y fijó la mirada al frente otra vez.

—No, no es así. —Esperé, pero no dijo nada más. Era interesante, me había intrigado.

—En realidad, simplemente no entiendo por qué necesitas mi ayuda. Escribes ensayos para las tareas asignadas y luego los expones oralmente. Sencillo, sin ningún tipo de presunciones, ni rodeos o ecuaciones difíciles. —Volvió la mirada hacia mí con una sonrisa triste.

—No es tan fácil para mí. —Hizo una pausa y actuó como si quisiera decir algo más, luego sacudió la cabeza y se puso de pie. —No importa, olvida que te pregunté. —Lo vi pasar por delante de la mesa de su club de admiradores y dirigirse afuera por las puertas dobles.

Por un momento, experimenté una punzada de culpabilidad, por ser tan duro con él. Había venido a pedir ayuda y yo básicamente acabé burlándome de él. Levanté mi bandeja, enojado conmigo mismo por actuar como un idiota. "Idiota" era parte de su descripción, no mía.

* * *

Mi mochila aterrizó en la mesa de la cocina con un golpe sordo, anunciando mi regreso. Me dirigí a la nevera. El jugo de naranja en el que había trabajado ayer, tan arduamente, sonaba bien.

—¿Krist, cariño, eres tú? —La voz de mi mamá se escuchó desde el pasillo. Estaba acurrucada en un rincón de su oficina con una gran taza de café, escribiendo en su computadora. No tenía que verla para saber esto. Mi mamá es escritora. Ella vive detrás de su laptop.

—Sí. —Respondí.

Antes de que pudiera servirme un vaso de jugo de naranja, el sonido de sus zapatillas dejándose caer contra el piso de madera me sorprendió. Se trataba de un extraño acontecimiento. Rara vez se alejaba de su escritura cuando regresaba a casa de la escuela. Por lo general era cerca de la hora de cenar cuando me honraba con su presencia.

Tu existencia [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora