Capítulo 18: Bienvenido

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Me mantuve de pie estudiando la mesa de la cocina. Se encontraba cubierta con latas de soda vacías, dos cajas de pizza, también vacías, y la mitad de un pastel de chocolate, en el que se podía leer "Bienvenido a casa Krist" en letras blancas. Gxxod, Gun y Off me habían sorprendido esta tarde. Había abierto la puerta hace cuatro horas para encontrarlos a los tres sosteniendo pizza, sodas y una caja de pastel. Estar con ellos, comiendo comida de muy buen sabor y entreteniéndolos con historias del tiempo que estuve en la casa de reposo, me hizo sentir como si estuviera en casa. Sus caras sonrientes y las risas familiares me daban una sensación cálida, alejando la frialdad que siempre me penetraba. Gxxod me había sostenido en sus brazos mientras estábamos sentados en la sala, recuperando el tiempo que habíamos perdido.

Namtan se había caído de la cima de una pirámide humana durante una práctica de animadoras y tenía un cabestrillo en su pierna derecha. Gun parecía bastante complacido con el pequeño sufrimiento de la chica. Los reclutadores de las universidades habían venido a observar a Gxxod y ahora él tenía propuestas de dos universidades diferentes.

Gxxod había seguido sin mí. El saber que estaría bien cuando ya no fuera parte de su vida, alivió un poco la culpa que había dentro de mí. No podía quedarme con él. No cuando ansiaba tanto a Singto. Incluso si no podía encontrarlo, sabía que le importaba.

Él tendría que volver, eventualmente. Sabría que lo necesitaba y vendría a mí. Incluso si no podía verlo, sabía que estaba cerca. Miré hacia las escaleras sabiendo que no vendría esta noche. Mi habitación era un lugar seguro para mí ahora. Si tan solo pudiera verlo y decirle que lo amo y que iría a cualquier lugar que tuviera que ir solo para estar con él... pero nunca le permitiría saberlo, o incluso entenderlo.

El escritorio vacío, en donde Singto se había sentado una vez en Literatura Inglesa relampagueó por mi mente y el vacío en mi pecho dolió aún más.

* * *

La música sonaba. Me tomó un momento abrir los ojos y darme cuenta de que Singto tocaba mi nana. Me senté derecho en mi cama y dirigí mi mirada hacia la silla, para encontrarla vacía, aun así, la música seguía sonando. Me tomó unos minutos abrirme paso a través de la bruma del sueño y darme cuenta de que la música no sonaba en mi habitación, ni siquiera en la casa. La música se filtraba a través de la ventana desde el exterior. Salté y corrí para ver de dónde venía.

¿Singto se encontraba ahí afuera? El patio trasero se hallaba oscuro y brumoso. La música venía hacia mí desde algún lugar de la noche. Alcancé mi chaqueta, me puse mis zapatos y luego me encaminé escaleras abajo hacia la puerta trasera, cerrándola cuidadosamente detrás de mí, para no despertar a mi madre. Si me atrapaba escabulléndome en la oscuridad ella misma me devolvería a la casa de reposo.

La música sonaba como si viniera desde el bosque. Caminé hacia el jardín para encontrar una linterna que mi madre siempre guardaba en el cobertizo. Una vez allí, agarré la linterna, comprobé que tuviera baterías y me dirigí otra vez hacia el patio trasero.

¿Por qué Singto estaría aquí afuera, en la oscuridad, tocando mi nana?

Seguí el camino que mi madre hacía cuando se daba tiempo para caminatas naturales, desde nuestro patio trasero hasta el estanque comunitario, a través del bosque. Las hojas crujían a mí alrededor y contuve un chillido. Necesitaba encontrar a Singto antes de que alguna extraña criatura me encontrara. La música me llevó aún más adentro del bosque. Mi linterna no ayudaba mucho.

La espesa niebla hacía casi imposible la visibilidad. Me seguí repitiendo en mi cabeza que Singto andaba por aquí, en algún lugar, él quería que yo lo encontrara. ¿Por qué otra razón el tocaría su música para que yo la pudiera oír, si no para sacarme de aquí?

Tu existencia [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora