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Mis ojos empiezan a despertar por la voz de alguien, esa voz era la Charles hablándole al bebé, con su cara en mi estómago.

El otro día habíamos escuchando los latidos del bebé hace unos días y el de ojos verdes se había enamorado del ruido del corazón que compro un ultra sonido para poder hacerlo el.

—¿Hablando otra vez solo? —su cabeza estaba en mi estomagó.

—No. —hizo una cara de frustración. —Estaba dándole le buenos días a mi bebé.

Se levanto por completo hacia mi para besarme. —No, no.

—¿Por qué no te puedo besar? —pregunta.

—Porqué no te lávate los dientes. —rio.

Acto seguido va corriendo al baño de nuestra habitación a lavarse los dientes.

Para volver corriendo la la cama para besarme.

—Listo. —sonrisa es notoria con su hoyuelos. —Te amo. —dice al terminarme de besar.

—Tenemos cosas que ver de la boda hoy. —digo agarrando me teléfono.

—Bueno, está bien. —deposita un beso en mi cabeza. —¿Tienes prueba de vestido? —pregunta curioso.

—Si, por qué preguntas. —miro y su cara de seguridad me da miedo.

—¿Te puedo acompañar? —pregunta.

—No, Marc estas loco, es de mala suerte. —suspiró riendo. —Nada más estamos viendo telas y eso el vestido está casi listo.

—No, no, no. —empezó a negar con la cabeza. —Mala suerte nunca.

—Te vas a quedar acá con los niños, en una hora viene tu madre. —digo mientras me maquillo.

—¿Qué no confías en mi para cuidar a mis propios hijos yo mismo? —pregunta indignado.

—Es solo por tu seguridad, aparte deje un lista en las notas de tu teléfono hay que hacer eso. —lo miro terminando me ponerme mi suéter.

—No, hay que bañarlos son muy inquietos para bañarlos. —suspira. —Y cortarles el pelo.

Se sienta a lado de la cama, a lado mío.

—Por eso viene tu mamá, báñalos para si cuando viene ya le puede cortar, abrógalos y no elijas cosas raras para vestirlos como la última vez hace frío ahora mismo Charles. —digo para pararme y irme.

—Espera. —toma mi brazo. —¿Tu desayuno?

—No sé, después veré. —digo.

—No cielo, tenes que desayunar mira si le pasa algo a ella. —dice con sus ojitos verdes.

—Gordo, como sabes que va hacer nena.
—digo.

—Por qué yo lo sé, es mi sexto sentido. —se alago el mismo.

—Bueno. —besó sus labios. —Me voy.

—¿A qué hora tenemos que ir a la cita? —pregunta. 

—A las seis paso por ti. —respondo.

ZONA DE CONFORT ━━━charles leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora