ੈ🍷DIECINUEVE

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Cuando un par de Lobos negros habían llegado al centro de aquella reunión que se llevaba alrededor de una enorme fogata. Todos los integrantes de la manada esperaron expectantes.

Aquel Alfa caminaba con su cabeza en alto y el pecho inflado en orgullo, pues a su lado iba el Omega más hermoso de aquel lugar, la combinación de sus ojos azules con los violentas del mayor, los hacía una pareja intrigante, sobre todo, por la forma en la que se habían unido.

Pero como bien era sabido, el destino hacía sus jugadas, y si un par de almas estaban atadas, no importaba el momento, tarde o temprano se reunirían.

Apo y Mile eran un claro ejemplo, pues a pesar de que Apo había vivido 23 años de su vida, totalmente ignorante de su verdadera naturaleza, no tuvo problema con enfrentarlo, aceptarlo y conocerlo. Todo con la ayuda de su pareja, ese cachorro que ahora era todo un adulto aunque tuviese 18.

Cuando los dos Lobos se detuvieron frente al Alfa de aquel clan. Este los miró con orgullo.

Barcode había llegado y estaba al lado del Lobo de ojos violetas, sin saber exactamente cuál de ellos era su Apo. Aunque sospechaba que era era el más pequeño.

—Alfa Mile, Omega Apo, humano Barcode. Sean bienvenidos a la manada, de ahora en adelante, no importa donde estén, si llegan a necesitar de nosotros, estaremos aquí para ustedes. Pues no sólo son hijos de la madre Luna, sino que, también son hijos de esta manada. Pueden confiar en su Alfa cuando quieran consejo, pueden confiar en su gente cuando quieran celebrar. Todos aquí, pertenecemos al mismo círculo y entre nosotros, nos protegemos.

Los Lobos bajaron su cabeza por instinto ante el recibimiento de su Alfa a la manada. Barcode hizo lo mismo aún de pie sin entender mucho de aquello.

—Ahora corramos juntos, que nuestros Lobos nos muestren sus costumbres y aceptémonos los unos a los otros, que en la alegría y adversidad, en la manada, paz podrán encontrar.

En ese momento, la luz de la Luna llena iluminó a todos los que estaban alrededor de la fogata. Pero la marca de una Luna menguante sólo fue puesta sobre la frente de los Lobos, pues Barcode no estaba acoplado a uno para tenerla.

—Cuando aceptes a nuestros Betas, tú también podrás ser merecedor de nuestra marca. —Le aclaró el Alfa al humano con una sonrisa. —Por el momento, sólo sabremos que eres parte de nuestra manada por el aroma que desprendes ahora, una mezcla entre durazno y madera.

Barcode asintió, realmente no le interesaba aquello.

Cuando todos los integrantes de la manada ya se hallaban desnudos, en unanimidad, dejaron salir a sus Lobos.

Podían verse animales de varios colores, grises, blancos, marrones. Pero los únicos Lobos negros, eran los de la familia Phakphum.

Comprobando una vez más que Mile sería el sucesor de su padre. Todos los Lobos empezaron una carrera hacia el bosque, ahí sería donde sus almas entablarían conversación con los nuevos integrantes.

Sin embargo, Barcode se quedó de pie, simplemente mirando. Se sentía fuera de lugar.

—¿Te unes? —Le preguntó el Alfa.

—No tengo nada qué hacer con los Lobos, no soy uno. —Respondió molesto.

—Pero podrías serlo. En cuestiones del amor, el cerebro no tiene entrada. Debes dejar que tu corazón te guíe, aún si llegas a cometer un error, sabes que aprenderás de ello. Lo importante, es intentarlo. Sólo así sabrás si aquel riesgo valió la pena o no. —Aconsejó el mayor que lo miraba con una sonrisa comprensiva.

—Esos chicos sólo se dejan llevar por una leyenda. —Contradijo tercamente.

—Crees que Apo, tu mejor amigo. ¿Se dejó llevar por una leyenda? —Consultó con calma. Barcode asintió.

My Sweet Wolf- MileapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora