ੈ🌑CATORCE

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«¡Maldición!»

Fue el pensar del Alfa pelinegro al despertar la mañana siguiente con un terrible calor. Su penetrante aroma haciéndose más fuerte mientras él jadeaba.

Había entrado en celo.

Su primer celo, justo después de convertirse en un macho adulto dentro de su manada.

—Esto... ¡Ah! —Gimió con vergüenza al sentir un tirón en su miembro. El sudor empezaba a recorrer su frente y torso.

Mile no soportaba el dolor así que metió su enorme mano dentro de sus pantalones de pijama. Su miembro pedía ser atendido; así que empezó a tocarse, todo lo hacía mientras tenía la cara enterrada en la almohada que había usado su Omega, su Omega...

¿Dónde estaba Apo?

Fijó su nublada mirada a través de la habitación y no había rastros del peliazul. Su aroma dulce aún persistía pero él no se hallaba en el lugar.

—¿Apo?... —Murmuró miserablemente mientras se tocaba más rápido pensando en él.

Por su parte, Apo estaba en la sala bebiendo un café junto con una tartaleta de frutas y Barcode a su lado.

Charlaban amenamente con los padres del menor, contentos de saber más de ellos.

—Y mira, aquí apenas tenía tres añitos, estaba encaprichado, pasó casi un mes sin volver a su forma humana. —Decía la omega mientras mostraba un pequeño álbum de fotos que habían adquirido hacía muchos años.

—Se ve tan dulce. —Murmuró el peliazul con sus ojos brillando al ver a un hermoso y muy pequeño cachorro de ojos azules.

Los mayores miraban al Omega, estaban fascinados porque el chico además de hermoso, era muy inteligente, elegante y con una gran educación.

Pensaban que su presencia le haría bien a la manada.

—Y dinos Apo, ¿a qué te dedicas en el mundo humano? —Preguntó el Alfa con interés.

—Umm, bueno dirijo a un pequeño grupo de personas en una empresa de Seguros. —Respondió de forma sencilla.

Los Lobos asintieron, al vivir toda su vida lejos de la sociedad, no sabían exactamente qué quería decir eso.

—¿Y te gusta tu vida en la sociedad humana? —Volvió a preguntar.

—Bueno, estoy acostumbrado a ello. —Respondió a medias. —Estoy conforme.- Alfa y Omega se miraron por un rato, esa respuesta no los había convencido.

Iban a seguir indagando cuando notaron que el Omega se tensó y abrió sus ojos como si algo le hubiese sorprendido.

—¿Po? —Preguntó Barcode preocupado por ver a su amigo perdido.

De repente, el aroma a sándalo mezclado con menta se hizo presente en toda la casa.

Apo apretó sus manos contra mesa, ese aroma tan fuerte y delicioso estaba haciendo estragos con él, pero no lo entendía.

—¿Qué me pasa? —Susurró entre un sollozo sintiéndose repentinamente muy excitado. Los líderes de la manada se sorprendieron de la reacción del Omega ante el celo de su hijo. Al parecer si era cierto que el Lobo del peliazul se hallaba dormido.

—Apo, debes ir con Mile, ahora. —Dijo la Omega firmemente mientras le ayudaba a levantarlo.

Apo no entendió por qué su cuerpo parecía arder pero se dejó hacer por la Omega que lo llevaba de regreso a la habitación.

Por su parte, el Alfa ya empezaba a explicarle al humano rubio la situación.

[...]

Cuando por fin entró en el cuarto, el aroma lo golpeó con mucha más fuerza y extrañamente sintió que de su entrada salía una especie de aceite que él no podía controlar.

Se avergonzó y con sus piernas temblando, entró de nuevo a la cama, que por cierto estaba vacía.

—¿Mile? —Gimió su nombre sin poder evitarlo.

El pene de Apo estaba totalmente duro, quería desesperadamente tener sexo con Mile, nunca le había pasado algo así, no entendía nada, era como si fuese una prostituta pidiendo ser follada a lo bestia.

—¡Mile! ¡Agh! —Exclamó revolcándose entre las sábanas, buscando más del aroma del menor inconscientemente.

De repente, un cuerpo enorme y sudado aprisionó sus brazos contra el colchón.

—Omega. —Gruñó el Alfa.

Sus ojos azules ahora eran negros, colmillos blancos podían visualizarse desde la parte superior de sus encías sobresaliendo por los labios. Parecía tener sus músculos más marcados y gruesos, las venas en sus manos y cuello eran notorias, y... Oh sí, se hallaba gloriosamente desnudo, con su erecto pene clavado contra la ingle del peli rosa.

Apo estaba maravillado. No le temía, en lo absoluto, lo único que logró fue que su libido aumentara.

—Mile...

Los ojos del Omega pasaron de marrones a verdes. Claramente siendo dominado por su lado Omega, ese Lobo había despertado gracias al insistente y desesperado llamado de su Alfa.

Mile no lo podía creer.

Pero el aroma a vainilla y fresas fue tan potente que quería comerse al Omega por completo.

—Despertaste mi amor, mi Omega. —Habló con voz ronca.

El cuerpo de Apo se sacudió, sus pelvis juntándose en un exquisito roce que los hizo gemir al unísono.

—Alfa~ —Cantó con su voz de Omega necesitado. —Alfa tómame~ -Mile gruñó, completamente enamorado y excitado.

—Te haré mío. —Sentenció chupando con fuerza el cuello del peli rosa que arqueó su espalda y sollozaba. —Te reclamaré, mi Omega, mi Apo.

Los labios del Alfa se fundieron con los del Omega en un beso apasionado, lenguas y dientes bailando en una danza que prometía el inicio de una vida diferente para la pareja que se uniría por el destino, pero sobre todo, por el amor que poco a poco había nacido entre ellos.


My Sweet Wolf

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Se viene lo bueno...

5/6

My Sweet Wolf- MileapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora