23: Coches y helado

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Este capítulo se lo dedica a mis lectores que sean fans de la Fórmula 1 (si hay alguno).

Domingo 21 de mayo, 2023

Había pasado una semana desde que habíamos regresado del torneo. Y menuda semana... Había sido la más dura de toda mi vida.

Después de volver del torneo, me había dado un bajón. Había tenido tantos buenos momentos y me lo había pasado tan bien que al regresar a mi vida normal me había entristecido. Que fácil es aconstumbrarse a lo bueno. Mi hermano mayor, Andy, me había repetido un montón de veces que pusiera una sonrisa en mi rostro porque lo importante era los recuerdos que me había llevado y lo aprendido. Pero por más que lo había intentado, mi modo "Livy depresiva" era el que predominaba.

Mi experiencia se había resumido en dos valiosas lecciones de vida:
  1. No me puedo hundir cuando algo va mal.
  2. No volver a ver alcohol nunca más.

Y es que al día siguiente de la fiesta, me levanté con una resaca monumental. Mi garganta ardía y sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento. Y para colmo, no recordaba la mitad de lo que pasó. Mis recuerdos llegaban a un punto en el que se convertían en borrosos. Lo peor es que ni siquiera recordaba haber bebido tanto como para no acordarme de lo que hice. Era mi primera vez bebiendo, supongo que algunas personas resisten mejor a los efectos del alcohol que otras.

La semana siguiente al torneo, me la había pasado entre papeles cuadriculádos, subralladores, bolis y libros de texto.

Debido al torneo, los del equipo, nos habíamos perdido un montón de exámenes y nos había tocado hacerlos nada más volvimos.

La mayoría de profesores habían sido comprensivos y nos habían dado más plazo para entregar los trabajos o atrasado los exámenes para que no fuéramos tan estresados.

Excepto la de inglés, que había decidido que "lo mejor para nosotros" era hacernos tres exámenes en un día, y para ello habíamos tenido que saltarnos el recreo y quedarnos un par de horas después de clase. De esos tres exámenes, yo había suspendido los dos que eran de estudiar: el de gramática y el de vocabulario; y solo había aprobado el examen de comprensión escrita y oral. Así que ahora me tocaba presentarme a la recuperación.

—¿Livy? ¿Puedo pasar?— Oí preguntar a Andy desde detrás de la puerta.

Me acomodé en la silla de mi escritorio,  saqué el boli que estaba mordisqueando de mi boca y le di permiso para pasar.

Andy entró y echó un vistazo a mí desordenada habitación. Hizo una mueca de desaprobación, pero no dijo nada.

—¿Que estás estudiando?— Me preguntó sentándose en mi cama que era el único lugar que no tenía ropa tirada.

—Los malditos verbos irregulares de inglés— le contesté dejando salir toda mi furia —. ¡La estúpida profesora de inglés me ha suspendido y encima me ha puesto la recuperación mañana! Tengo más de seis exámenes esta semana y me estoy matando a estudiar inglés porque como suspenda la recuperación, voy a suspender la asignatura.

—¿Cuánto tiempo llevas estudiando?— Me preguntó con una sonrisa compasiva.

— ¡Todo el día! Y no me entra nada— lloriqueé —. Llevo ya dos hojas llenas de verbos irregulares que he escribido y aún no me sé ni la mitad.

Andy soltó una carcajada.

—Has estudiado tantos verbos irregulares en inglés que se te ha olvidado como conjugarlos en español—se burló entre risas— ¿Qué tal si te tomas un descanso?

Pensé unos segundos. Es verdad que llevaba toda la mañana y parte de la tarde estudiando, me merecía un descanso.

—¿Vienes conmigo a por helado?— Le pedí.

Romance de VoleibolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora