06: El Accidentado Partido

686 38 11
                                    

Respiré hondo, tiré la pelota, hice los pasos, salté y le dí con fuerza al balón.

El balón se dirigió con fuerza hacia el campo rival, iba muy bajo.

"Se me va a quedar en la red" pensé.

Y efectivamente, el balón tocó la red. El pabellón se quedó en silencio. Un golpe de suerte nos alumbró el camino y finalmente el balón acabó cayendo en el campo del rival.

Acababa de anotar un punto directo.

Vale, si, había sido suerte. Pero acababa de anotar un punto directo al equipo de Lucas y lo mejor, es que ese balón era de Lucas, debería de haberlo recibido Lucas.
Celebramos ese punto como si hubiéramos ganado el partido entero.

Desde el campo rival nos devolvieron el balón.
Me dirigí hacia el exterior del campo con el balón para volver a sacar.

Esta vez los había pillado desprevenidos, pero no iba a ser así la siguiente. Con el rabillo del ojo los vi darse ánimos y ponerse las pilas. Les había bajado el ánimo con ese punto, y mejor aún, se lo había subido a mi equipo.

—Muy bien Livy, sigue así— me gritó el entrenador. Siempre se siente bien que el entrenador te diga que has hecho un buen trabajo.

Oí el pitido del árbitro y saqué. El equipo rival recibió con facilidad el saque y rápidamente nos anotaron un punto de remate.

—No pasa nada chicas, vamos a cortarle el saque.

Me posicioné en el campo y me preparé para recibir el saque. Era el turno de sacar de Lucas. Sabía de sobras que Lucas tenía un saque muy potente, y que no se lo íbamos a cortar a la primera.

El primer saque de Lucas no pudimos ni recibirlo, cayó en el suelo como una bala.
Los siguientes puntos fueron parecidos. Lucas sacaba y nosotras no lográbamos recibirlo o si lo recibíamos, lo recibíamos tan mal que no conseguíamos atacar de remate por lo que ellos conseguían hacer un ataque consistente y anotarnos punto.

Yo animaba a mi equipo, no podía hacer nada más. Al ser colocadora, no me corresponde recibir.

Cuando íbamos 1-9, el míster se rindió y finalmente me dijo que si me venía el saque, que intentara recibirla.

Yo no era mala en recepciones, pero había jugadoras en mi equipo que eran bastante mejor que yo recibiendo.

No sirvió de mucho que yo me pusiera a recibir también, porque no le logramos cortar el saque. Cuando íbamos 11-1 Lucas finalmente falló el saque. No sé si lo hizo apropósito o no, el caso es que lo falló y finalmente tuvimos una oportunidad para darles guerra.

El partido estaba siendo un desastre, lográbamos hacer algún punto cuando ellos fallaban, pero el partido lo estaban dominando ellos completamente.

No estábamos dando el máximo de nosotras, después de que Lucas sacara, la moral del equipo se había venido abajo. Las del banquillo ya no animaban y aunque yo intentará dar ánimos, no era suficiente.

Finalmente acabamos perdiendo por 9-25. Si, una paliza, nos habían dado un palizón, tal y como había dicho Lucas que pasaría.

El entrenador nos intentó levantar con sus charlas motivadoras, pero no pareció funcionar. En el siguiente set no salí, Alexandra salió por mi. Al ser un amistoso íbamos a jugar todas.

Eché un vistazo al otro campo y por lo que vi, Lucas tampoco había salido. Lucas me pilló mirándole y me lanzó una sonrisa burlona, le aparté la vista y me concentré en el partido.

Ahora que estaba en el banquillo iba a animar.

Empezamos el segundo set jugando muy mal. Habíamos fallos muy tontos. Pero el equipo masculino también estaba haciendo muchos fallos, y eso nos compensó haciendo que no nos llevarán más de 7 puntos de distancia.

Romance de VoleibolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora