24: Paulita

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Lunes 12 de junio, 2023

La temporada de voleibol en pista había acabado hace unas semanas para dejar paso a la de voley playa.

Me encontraba tirada en el sofá viendo una película de los años 80 que ponían en el canal 3. Iba sobre unos adolescentes que luchaban en bandas o algo por el estilo. Para ser honestos no le estaba prestando mucha atención, estaba demasiado sumergida en mis pensamientos sobre mis planes de verano.

Tenía planeado a pasar el primer mes en un campamento de verano que organizaba mi club de voleibol, y el segundo mes iba a pasarlo en Menorca con mi familia

Estaba decidida a hacer de este verano el mejor de mi vida.

La vibración de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Lo cogí de la mesa y leí el mensaje.

Maddie:
Al final no voy a poder quedar,
mis padres me han castigado
por suspender el examen de
lengua y tengo que estudiar
para la recuperación del
miércoles :(

Le fruncí el ceño al móvil y al darme cuenta de que Maddie no me vería a través de la pantalla dejé de fruncirlo.

Suspiré y me dirigí al jardín.

Cogí la pelota de voleibol que había en el suelo y me puse a dar toques. Primero conmigo misma y luego contra la pared.

Hacer toques siempre me ha ayudado a calmarme y ordenar mis ideas.

Estuve haciendo toques hasta que Mateo me pidió —no muy amablemente— que parara de golpear la pelota contra la pared porque cada vez que lo hacía temblaba la casa entera. Así que ahora me volvía a encontrar tirada en el sofá sin nada que hacer.

Encendí el móvil y empecé a vagar por Instagram sin interés. Lucas había subido una historia. Era una foto de el mar, en este se veía reflejado el sol que formaba un caminito dorado que cruzaba de un extremo a otro el mar. Era una foto sencilla, sin filtro, pero preciosa.

Y entonces se me ocurrió una idea.

Busqué entre mis contactos y le di a llamar.

—¿Hola?

Sonreí al oír su voz. Se oían de fondo voces y gritos.

—Hola Lucas— le devolví el saludo.

—Dame un segundo Oli— me dijo. El ruido de fondo fue alejándose poco a poco hasta que finalmente desapareció tras cerrar una puerta —.  Que alegría volver a escuchar tu voz. ¿Necesitas algo?

Sonreí tontamente ante su comentario.

—Si, necesito que cumplas tu parte de la apuesta ahora mismo— hubo un momento de silencio que decidí romper —. ¡¿No te acuerdas de nuestra apuesta?!— le grité através del teléfono fingiendo indignación, aunque realmente me había dolido que no se acordara, pero supongo que era normal, había pasado ya mucho tiempo.

—No es eso Oli, es que no creo que pueda ahora.

Mi cuerpo se relajó. Si que se acordaba.

—Venga Lucas, es solo ir un rato al pabellón del instituto y me ayudas a mejorar mis colocaciones— le rogué.

— Lo siento Oli. De verdad me gustaría ir, pero no creo que pueda, estoy un poco ocupa-

—¡Genial! Pues te espero en quince minutos en el pabellón. No olvides traer la botella de agua, te voy a tener rematando mis colocaciones toooda la tarde— lo interrumpí y colgué antes de que él pudiera contestarme.

Apretujé el móvil contra mi pecho. El corazón me iba a mil por hora. Sabía que había bastantes probabilidades de que Lucas no apareciera. Pero tenía que arriesgarme.

Romance de VoleibolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora