22: Fiesta

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—¿Y este de rosas?— Me preguntó Lucas señalando un ramo de rosas rojas.

Rodé los ojos.

—Las rosas son para los enamorados, no para las recepcionistas— le contesté rodando los ojos —. A menos que... ¿Estás enamorado de Lidia?— le pregunté haciéndome la ofendida.

—¡Me has descubierto! Estoy enamorado de la señora treintona con un hijo a la que conocí en la recepción de un hotel en el que nos hospedamos menos de una semana— bromeó exagerando los movimientos y el tono de voz.

Lo miré con una ceja levantada y una sonrisa atrevida en mi cara. Él me guiñó el ojo y segundos después estábamos riendo a carcajadas.

Mientras que algunos del equipo nos habíamos dividido para comprar las cosas necesarias para la fiesta, otros se habían quedado en el hotel haciendo trabajos y deberes de clase. Yo en un principio había dicho que prefería quedarme en el hotel porque aún tenía una montaña entera de deberes pendientes, pero cuando me habían ofrecido ir con Lucas a la floristería para comprarle a Lidia el ramo de flores que acordamos regalarle, había aceptado encantada. La recepcionista Lidia se merecía el mundo, había sido muy amable con todos nosotros, y yo quería formar parte de su regalo. Además, era mucho mejor plan que quedarme en el hotel haciendo la tarea. Carmen, Evelyn y Diego habían dicho que ellos se encargaban de conseguir (de una forma poco legal) el alcohol y Rodrigo y Maddie iban a ir al supermercado a comprar las bebidas y vasos.

—¿Y este ramo de tulipanes?— me preguntó Lucas señalando un ramo de flores rosa clarito.

Lo miré confundida, eso no eran tulipanes.

—Eso son claveles, bobo— le dije riéndome por su pequeño error.

—¿Cómo lo sabes?— Me preguntó confundido frunciendo el ceño.

—Porque lo pone ahí— dije señalando la etiqueta del precio que había al lado de las flores en la que ponía "12 claveles rosas - 10€" —y porque además los tulipanes son mi flor favorita y eso no se parece en nada a mi flor favorita— agregué.

—Hmmm— dijo él pensativo.

—¿Qué?— Le pregunté frunciendo el ceño.

—No, nada. Es bueno saberlo...— me contestó con tono despreocupado dándome la espalda mientras miraba las demás flores.

—¿Me vas a regalar tulipanes?— Le pregunté con tono atrevido.

—Según lo que me has enseñado, debería de regalarte rosas, ¿no?— Hizo una pausa y se giró para verme antes de continuar. —Las rosas son para los enamorados, ¿verdad?

El corazón me dio un vuelco.

Sabía que lo había dicho de broma, pero no pude evitar que un montón de preguntas se me pasaran por la cabeza en ese momento.

¿Estaba enamorado de mí?

¿Estaba yo enamorada de él?

¿Estábamos enamorados?

Había algo entre nosotros, eso seguro. Lucas me gustaba, pero ¿estaba enamorada? No había estado nunca enamorada, ¿cómo sé si estoy enamorada?

Es verdad que pienso en él a cada rato, me gusta estar cerca de él, siento mariposas cuando me toca, si pudiera estaría todo el día abrazada a él, siento una corriente por todo mi cuerpo cuando cruzamos miradas, salto de alegría cuando me llega un mensaje suyo, se me sale una sonrisita tonta cada vez que lo veo pasar y cuando lo beso me transporto a otro universo en el que solo existimos él y yo.

Pero, ¿eso significa que estaba enamorada?

✯ ✯ ✯

Después de decidirnos finalmente por un ramo de flores variadas, volvimos al hotel para entregárselo a Lidia.

Romance de VoleibolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora